Un cuarto de siglo. Preciso. Justo. Es el tiempo que ha transcurrido desde que, un 1 de diciembre de 1987, se licenciara en Zamora el último reemplazo en el Regimiento Toledo. Tras su salida de la capital y después de más de 70 años de permanencia, hoy es el campus Viriato de la capital la evocación viva de unos batallones marcados por la Guerra Civil.

El edificio central que hoy ve desfilar cada día a cientos de estudiantes acogía entonces un cortejo de militares que hacían vida en un gran cuartel con solera. Todo un símbolo para los zamoranos.

Los despachos de la plana mayor, la enfermería y los comedores de todo el regimiento tenían cabida en el edificio central. Las amplias clases donde ahora los jóvenes se convierten en profesionales con carrera universitaria eran en aquella época camaretas donde dormían los soldados organizados en literas y en habitaciones con taquillas. En los bajos de la Politécnica se guardaba la munición y se reservaban los espacios de un tercer batallón que contaba con mandos y artillería, pero no con soldados. Las restantes dependencias se utilizaban para las clases de los militares. Todos los soldados debían de saber, al menos, leer y escribir. Por Ley.

Día de recuerdos hoy para la última quinta en el Regimiento de Toledo del cuartel Viriato de la capital. Su espíritu militar hoy está de aniversario.