Las ofrendas que depositaron la representación zamorana ante la tumba de Eduardo Barrón el día que se conmemoró el centenario de su muerte, el 23 de noviembre del pasado año, le acompañan hasta la eternidad en el pabellón de zamoranos ilustres por deseo de sus descendientes. «Pensé que los presentes que entregaron la ciudad y los alumnos de Ricardo Flecha ante su sepultura tenían que acompañarle», indicó Evaristo Muñoz Barrón quien en su intervención en el salón de plenos mostró el saco de tierra de Moraleja del Vino que llevó el alumno Hugo, que cursaba entonces el módulo de Escultura en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora, así como la cinta de la corona de flores que el Ayuntamiento envió en nombre de todos los zamoranos y «una flor de amaranto con ramas de laurel con las que certificamos que nuestro abuelo a sobrepasado la sutil línea de la inmortalidad».

Entre los presentes en los actos de homenaje se encontraban varios de los alumnos del módulo de Escultura que el pasado año estuvieron en el camposanto madrileño. Para Sandra García «ha sido un gesto muy bonito por parte de la familia que en reiteradas ocasiones nos ha hecho saber que les había ilusionado nuestra presencia», indicó la joven que se emocionó en el cementerio, mientras que su compañero Roberto Sánchez testimonió: «Acudimos a las propuestas organizadas en Madrid el pasado noviembre y ahora en Zamora para demostrar que este artista es una persona importante y un ejemplo a seguir para los que queremos tener un camino en el mundo del arte». El joven subrayó que el traslado de las cenizas del creador al pabellón de zamoranos ilustres «es un homenaje merecidísimo» y prosiguió: «Barrón está presente en muchos rincones de Zamora, aunque muchas veces nos pasa desapercibido». «Contamos con obras en el Museo de Zamora, donde se exhibe, entre otras, el "Nerón y Séneca", en la calle vemos la escultura de Viriato y los relieves de la puerta de la antigua Diputación o en la sede de Caja España la escultura de "Adán después del pecado", una pieza bellísima». El profesor y escultor Ricardo Flecha, que viajó con los jóvenes el pasado noviembre a la capital de España, reconoció que la inclusión de la ofrenda «nos han hecho sentir parte importante de la celebración», pero «lo más significativo es que la obra de Barrón prevalezca en Zamora y que Viriato vuelva al centro de la plaza», tal y como reclamó la familia del artista en el salón de plenos, pues el autor «buscó el emplazamiento e incluso el pedestal se adaptó a las características de los edificios del espacio», enfatizó Flecha Barrio que añadió: «No estamos para inversiones, pero es algo que se debe tenerse en cuenta». A este respecto el concejal de Cultura, Francisco Javier González, aseguró que «el planteamiento de la familia se tendrá en cuenta en una futura restauración de la plaza, pero no es el momento ahora».

Para el director de la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora, César Amador Isidro García, la llegada de los restos de Barrón «debería de suponer una manera de comenzar a valorar más a los artistas zamoranos del XIX y del XX, cuya obra todavía es bastante desconocida fuera de la ciudad» y destacó que una de las maneras de divulgar a estos creadores pasa por «estudiarlos y fomentar su investigación tanto entre escultores y artistas como entre historiadores del arte que deberán conocer su vida, su obra y ser conscientes de hasta dónde llegaron». «Barrón es un ejemplo de enseñanza clásica que se percibe en sus excelentes obras», precisó Antonio Pedrero en tanto que el escultor Tomás Crespo, que calificó al artista de Moraleja del Vino como «genio del XIX», apuntó que «lo que hace falta en estos momentos es que se sigan dando apoyos a la cultura como los que brindaban antes las administraciones que, dentro de su pobreza, nos daban lecciones de modernidad».