El Catedrático en Economía Juan Velarde analiza la mala situación económica española, de la que culpa, principalmente, a la mala planificación que se ha hecho desde los partidos políticos. «Zamora no es un sitio extraño para mí -apunta-,voy mucho a la Semana Santa, que me encanta». Ha sido invitado, por sus méritos, al Club de este periódico. Benavente es el lugar de la provincia que le resulta más familiar.

-Usted, desde su posición, ha vivido varias crisis económicas importantes, como la de los años 70. ¿Qué tiene la recesión que vivimos actualmente que la haga diferente al resto?

-Es la crisis más universal que ha habido, que enlaza a nuestro país con Europa y a esta con Norteamérica. Este es un hecho fundamental e importantísimo, y que refleja la verdadera naturaleza de la situación. Cierto que en España se están sufriendo golpes muy importantes en varios sectores claves, como por ejemplo el crediticio y el energético. Es la más grave.

-¿Cuál cree que es el origen de esta situación?

-El principal causante de esta situación ha sido el Gobierno que tuvimos desde 2004. En el mundo energético, en el inmobiliario, en el crediticio? en todos se llevó a cabo una pésima política económica. La economía se basó en pedir crédito al extranjero para poder financiarnos, y la situación explotó con la recesión, lo que nos ha llevado a pagar tipos de interés del 7 y del 8 por ciento.

-Entonces, ¿cree que gran parte de la responsabilidad es del sector político?

-Su responsabilidad es tremenda, empezando por el hecho de no haber reconocido la situación a tiempo. Esta circunstancia hizo que no se tomaran a tiempo las medidas necesarias. Además, España aumentó el déficit del sector público, por lo que hubo que compensar la situación con emisiones de deuda, lo que origina forzosamente una caída de la cotización de la deuda y un aumento del tipo de interés. Este tipo alto paraliza la actividad económica.

-¿Y ustedes, los economistas, no tienen ninguna responsabilidad?

-No, los economistas no somos responsables. Lo veníamos avisando desde que se empezaron a tomar esa serie de medidas catastróficas. Por ejemplo, Jaime Terceiro, que es Catedrático de Economía de la Universidad Complutense, publicó un artículo en 2004 donde se apuntaba que debía haber otra política económica radicalmente distinto. Lo tildaron de loco.

-Una muestra de la extremada gravedad de la situación es que pasan los meses y parece que no hay solución. ¿Cómo podremos salir adelante?

-La manera de salir adelante dependerá de la política económica que adopte el Gobierno y de nosotros mismos, de los españoles. Cierto es que ahora se están adoptando medidas que tienen un cierto grado de dureza, pero hay que superarlo. Si hay protestas contra las medidas y, como consecuencia, la política económica no se atreve a seguir por el camino que ha iniciado, tendremos que andar un camino larguísimo. Algo similar a Argentina, que lleva 40 años en crisis. Tenemos que hacer los esfuerzos necesarios para salir, pero hay que seguir este camino durante mucho tiempo.

-¿De momento, cree que han servido para algo las medidas del Ejecutivo?

-Hay datos que indican que vamos por el buen camino. Por ejemplo, ha aumentado el número de personas que en este momento tienen un nuevo puesto de trabajo, en parte gracias a la reforma laboral. Es un crecimiento muy ligero, pero crecimiento al fin y al cabo. Hay que ver cosas como esta.

-Mucha gente opina, incluidos muchos políticos, que hay una salida a la crisis de izquierdas y otra de derechas. ¿Es cierto, o solamente hay una salida posible?

-Eso es falso. Solo hay una salida posible, y adoptar más medidas de izquierdas podría llevar a España a una situación de caos. No saldremos de esta si protestamos contra cualquier medida del Gobierno, ya que llegaríamos a un resultado desastroso. El camino de la izquierda para salir de la crisis no lleva a ninguna parte. No hay más que quién ha originado esta crisis. Un gobierno socialista, y más medidas de izquierdas harían que la situación fuera cada vez más grave.

-Sin embargo, hay personas que creen que las medidas adoptadas son durísimas.

-Es cierto que los planes de austeridad del Gobierno son duros. Pero al fin y al cabo se está conservando el mismo sistema. También hay otras medidas, como eliminar a los políticos de las cajas de ahorro, liberalizar algunas cosas, que pueden parecen desagradables, por supuesto. Pero no hay otra alternativa, tal y como está la situación.

-Algunos señalan al despilfarro del dinero público como una de las posibles causas de esta situación. ¿Es usted partidario de esta afirmación?

-En este país se ha malgastado el dinero público durante mucho tiempo. Sobre todo en las autonomías, en las que se han cometido demasiados desastres económicos, aunque como en todo hay excepciones. Pero sirva como muestra un dato, y es que las autonomías gastan más del doble de lo que gasta el Estado, y la mayoría de las veces han actuado mal a la hora de gastar ese dinero, de una manera disparatada.

-¿A que podrían renunciar las comunidades autónomas?

Pues a bastantes cosas. Por ejemplo, hoy en día no es ninguna locura plantear que las comunidades tengan que renunciar a la gestión del sistema sanitario para que vuelva a ser llevado por el Gobierno Central. Esto es sólo una medida, pero sería mucho más barato porque sólo habría un negociador en lugar de casi una veintena, por lo que los productos sanitarios saldrían mucho más baratos. El sistema sanitario, si estuviera en manos del Estado, sería más barato para los españoles y también más eficiente.

-Parece inviable, porque la mayoría de las comunidades se negarían a ceder competencias al Gobierno central.

-Pero hay una alternativa, que además está en la Constitución. El Artículo 131 dice que la política económica de las comunidades y del Estado no pueden chocar entre sí. Por ley especial, se aprobaría una organización para que no existieran esos choques de competencias. Ese mecanismo, que hasta ahora nunca se ha puesto en marcha, obligaría a actuar de una manera uniforme y el mercado español sería un mercado único, no como ocurre actualmente. Lo que está claro es que las comunidades autónomas deben abandonar multitud de competencias. Como las diputaciones.

-Hay provincias, por ejemplo Zamora, donde hay muchos pueblos pequeños y la Diputación es necesaria?

-En ese caso sí. Las diputaciones deben servir para ordenar el gasto público, que las carreteras estén en buenas condiciones, que las escuelas estén limpias? Si se dedican a eso todavía tienen un sentido unificando los mecanismos de los ayuntamientos. Deberían ser una especia de confederación de ayuntamientos. Pero no deben ser obsesivas con sus decisiones y convertirse en una especie de mini autonomías. No tienen que dirigir la política económica, sino otra serie de cuestiones que siempre han tratado.

-¿Usted defiende que las administraciones han malgastado el dinero?

-Se ha malgastado el dinero de manera clarísima durante muchos años, y ahora, como consecuencia, muchas se encuentran en la situación de que no pueden gastar todo lo que querían. Entre otras cosas, se ha contratado a más funcionarios de los que son necesarios.

-¿Sobran trabajadores públicos?

-Sobran de una manera clarísima. Como muestra, decir que en 1975 había en el país un millón de funcionarios, que controlaban el sector público. Ahora hay entre tres y cuatro millones de funcionarios en el país, sumando todas las administraciones. Nos hemos acostumbrado a necesitar mucha gente para hacer funcionar la vida pública. Como consecuencia, la productividad del sector público no ha aumentado sino que ha disminuido, y la productividad es uno de los problemas clave de la economía española.

-¿Esta falta de productividad nos hace menos competitivos?

-Claro, ya digo que es clave. Si fuéramos más productivos también seriamos más competitivos, por lo que sería más fácil colocar nuestros productos en el mercado europeo. Además, encarece los productos porque se necesita más para producirlos. Y también mejoraría nuestra balanza económica porque tendríamos menos necesidad de comprar fuera de nuestras fronteras, ya que si lo hacemos es porque otros países son más productivos.

-¿Cuánto tiempo puede aguantar un país con un nivel de paro como el que tiene España en estos momentos?

-El cómputo de parados puede originar una gran crisis. Sin embargo, en España es muy importante la economía sumergida, que, aunque ilegal, está aliviando bastante la situación. La vida familiar también es diferente en este país que en otro, lo que hace que muchas personas vivan gracias a los ingresos de otro familiar.

-¿Depende excesivamente España de la Unión Europea?

-Sí, sobre todo por el tema de las importaciones y las exportaciones. Somos muy dependientes del resto de Europa. Sirva como ejemplo que el principal cliente exterior de España es Francia, y después Alemania y Portugal, y más atrás Gran Bretaña e Italia. Y en lo referente al mundo crediticio también, porque el Banco Central Europeo ha comprado bastante deuda española. Con cosas como esta del BCE Europa quiere ayudarnos a salir de esta situación, y es lógico que exija sus condiciones cuando se hacen disparates.

-¿Qué pasaría si saliéramos del euro?

-Sería la ruina para el país. Habría una fuga de capitales terrible que hundiría la economía española muy rápidamente. Las personas con capital se los llevaría a zonas del euro que fueran más seguras. Las consecuencias serían catastróficas.

-¿Y si no hubiéramos entrado en el euro, sería más fácil la salida de la crisis?

-Tendríamos unas posibilidades de maniobra en política económica que ahora no tenemos, pero muchos disparates que se han hecho se habrían hecho igual con la peseta. Si hubiéramos seguido con la peseta y la actuación hubiese sido correcta se habría parado algo la crisis actual. Sin embargo, ya con el euro se ha hecho una mala política económica, y esos años con el margen de maniobra que ofrecía la peseta hubieran sido escalofriantes.

-¿Cree que España tendrá que pedir el rescate?

-El rescate como tal nunca se va a pedir, se pedirán una serie de ayudas que juntas se puede valorar como rescate. La gente ve el rescate como algo desconocido, pero España ya ha solicitado varias veces ayudas similarse. La primera en el año 59, cuando el FMI nos dejó dinero de una manera importante y nos exigió una serie de condiciones.

-¿Influye tanto Alemania a la hora de tomar decisiones económicas en España?

-Claro, influye muchísimo porque es la gran potencia económica europea. Nos ha prestado dinero, tiene mucho peso dentro del BCE y de la UE. Sus decisiones pesan mucho en España. Pero en realidad lo que hace es procurar que España no se desmorone porque también perdería ella, ya que una parte importante de nuestra deuda está colocada allí. Además, España sigue siendo un país muy importante en Europa pese a la situación actual. No somos un país de tres al cuarto, lo que pase en España tiene consecuencias.