«Visión de San Lorenzo» atribuido a Blas de Cervera supone la última obra puesta a punto y exhibida en el Museo Catedralicio.

El cuadro, de grandes dimensiones, se encontraba «en pésimo estado de conservación antes de su restauración», detalla el director del estudio-taller diocesano de conservación y restauración, Bernardo Medina Garduño.

La pieza, realizada en el primer cuarto del siglo XVII, presenta en el centro la imagen a San Vicente arrodillado, «reproduce una copia del que hizo el pintor italiano Federico Zuccaro para la iglesia de San Lorenzo in Dámaso de Roma que se divulgó por toda Europa mediante una estampa del grabador Cronelis Cort, publicada en 1576», describe el director del Museo Catedralicio, José Ángel Rivera de las Heras.

En documentos catedralicios de 1517 «se afirma que perteneció a Juan Fernández del Valdivieso, quien fue canónigo magistral de la Catedral de Zamora y obispo electo de Valladolid, aunque falleció antes de tomar posesión del cargo», apunta Rivera de las Heras que precisa que este lienzo fue donado a la sacristía de la Seo «por los testamentarios, ya que el dueño lo dio en pago por la sepultura».

El cuadro, restaurado por Carmen García Villarejo, sitúa al santo hispano en el interior de la cárcel, donde tiene una visión previa a su martirio en una parrilla. La tradición afirma que San Lorenzo fue un diácono romano que fue apresado con el Papa, como figura en una escena secundaria en la parte superior del lienzo, y fue martirizado. Según «La leyenda dorada» cuando estaba siendo flagelado, momento representado por un pedestal y unas cadenas, un soldado le dijo que estaba viendo a un joven hermoso que estaba a tu lado limpiando los miembros son un lienzo. «Por ello junto al santo está representado un ángel que presenta una rama de laurel y un paño con el que le limpiaba las heridas de la flagelación y arriba Cristo que le espera en la Gloria», explica el experto en arte sacro.

La historiadora Guadalupe Ramos de Castro, que contempló la obra en la capilla del Cardenal, creyó que se trataba del «Milagro de San Bernardo» y lo dató a finales del siglo XVI, «por verlo arrodillado». Ella lo atribuyó a Diego de Quirós «al considerar que la figura del mártir era una réplica de la de San Ildefonso de la tabla de la "Imposición de la casulla" situada en el bando del retablo de la capilla».«Diego de Quirós es anterior, es manierista y la obra es protobarroca», argumenta Rivera de las Heras que estima que la pieza la realizó el pintor palentino Blas de Cervera «por similitudes» con «obras semejantes de este autor en Palencia y Valladolid», pero aclara: «No existe documentación».

La restauración ha costado unos 8.000 euros sufragados enteramente por el Cabildo que también ha promovido la mejora de la obra que se encontraba «en muy mal estado», atestigua Bernardo Medina que confiesa que el proceso de mejora «ha sido complicado».

«La restauradora tuvo que ir empapelando la obra con papel japonés por delante para que no se cayera la capa pictórica, a continuación lo limpió por detrás para que el lienzo volvieran a tener elasticidad y cerró los rotos con telas similares a la original». El cuadro se ha situado en nuevos bastidores que «no erosionan la tela» y una vez ya tensado el óleo «lo desempapeló y lo ha limpiado de manera muy respetuosa, incluso todavía presenta restos de la pátina original», comenta el director del taller de restauración diocesano.

«El cuadro carecía de muchos micro fragmentos» y su reintegración «está hecha con la técnica de rigatino, basada en aplicar pequeñas rallas para conseguir el equilibro entre lo que es original y lo que se añade para que los que existía se ponga en valor», describe Medina Garduño quien indica que la reintegración se efectuó con materiales muchos más suaves que el óleo. «Se han empleado acuarelas», aclara al tiempo que José Ángel Rivera de las Heras subraya que «ha sido un trabajo ímprobo».

El cuadro luce en el que fuera su marco original que también ha sido mejorado de una manera poco agresiva.