Un año más, las personas enfermas de fibromialgia y síndrome de fatiga crónica conmemoramos nuestro Día Mundial. Hace veinte años, la Organización Mundial de la Salud nos dio nombre y codificación. Pero, un año más, hoy no podremos soplar las velas de celebración porque sabemos que, para muchos, todavía no existimos. Y, por ello, hoy nos comprometemos a mantener encendida la vela de la solidaridad hasta conseguir la normalización de estas enfermedades, ampliando la solidaridad hacia las personas con sensibilidad química múltiple.

Mantener encendida la vela de la solidaridad por los lemas que hemos ido recogiendo en los manifiestos de todos estos años, como: el dolor que más duele es el de la incomprensión, la enfermedad no tiene nacionalidad, no somos invisibles y tenemos dignidad, luchamos desde el voluntariado social, queremos ser corresponsables de nuestra salud, queremos curarnos y trabajar o tener justas prestaciones de invalidez, agradecemos la solidaridad de tantos profesionales.

Mantener encendida la vela de la solidaridad para una mayor comprensión familiar, profesional, institucional y social, para recordar lo que hemos conseguido estos años y aspirar a todo lo que todavía se nos niega, para sentirnos ciudadanos de pleno derecho, para conseguir los puntos programáticos del manifiesto de 2011, vigentes todavía hoy y que son: garantizar el acceso universal al sistema público sanitario, la corresponsabilidad en la planificación de las políticas sanitarias y sociales, la representatividad de las asociaciones afectadas y el reconocimiento de su labor social, garantizar la investigación pública y el respeto hacia nosotros, los pacientes, nuestras familias y los profesionales que trabajan para ofrecernos una mejor atención.