Vecinos, comerciantes y multitud de curiosos se arremolinaron en el centro de la capital durante uno de los sucesos más impactantes de los últimos años.

t Testimonios vecinales. Los residentes de la zona, tanto de la calle Alfonso III El Magno, como de San Andrés, de cuyo uno de los portales salió el féretro, estuvieron atentos a lo que ocurría, aunque las informaciones eran al principio contradictorias. Un comerciante aseguraba haber visto al matrimonio salir del portal «por su propio pie, con las cabezas vendadas», tras asomarse desde su establecimiento «porque el jaleo en la calle era impresionante, aunque nadie sabía qué pasaba exactamente». Otra vecina de la calle San Andrés aseguró haberse «asustado mucho» cuando vio salir el féretro de su portal. «Creí que era un vecino que había fallecido, pero no era normal tanto despliegue». «Había policías nacionales, bomberos, municipales, agentes judiciales y una ambulancia», enumeraba otro vecino, que se había asomado al balcón al sentir el ruido desde su casa.

t El patio. Para acceder al patio al que se precipitó el agresor, la Policía tuvo que ponerse en contacto con uno de los vecinos, el único con acceso a él. «Yo estaba en el pueblo y mi mujer me llamó para que regresara con urgencia, porque solo yo tengo las llaves», indicaba todavía con el susto en el cuerpo.

t El escenario. La ubicación tan céntrica de la vivienda donde el agresor actuó, la hora punta en la que se desencadenó el suceso y la cercanía del lugar de los hechos al Mercado de Abastos desplegaron en el entorno de la calle Alfonso III El Magno un bullicio de ciudadanos en todo el perímetro. La agresión y el suicidio se convirtieron en el tema de conversación de todos los corrillos.

t Las instituciones. La subdelegada del Gobierno en Zamora, Clara San Damián, apuntó minutos después del desenlace que «todo parece indicar que estamos ante un caso de violencia de género». Acompañada por la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón, se trasladó al centro hospitalario pasadas las 15.00 horas. Ambas mandatarias pudieron interesarse por el estado de salud del matrimonio y conversar brevemente con la hija, muy afectada por el episodio. «Les ha pegado una paliza tremenda, pero ambos están bastante bien para lo que podía haber sido», narraba San Damián a la salida del hospital.