El cabildo catedralicio requirió ayer a la Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias la entrega urgente del Cristo de la Cruz de Carne, que ha permanecido en el Museo y en la sala de restauraciones desde la procesión del pasado Viernes Santo. El traslado suele ser inmediato tras la Pasión, pero la imagen se expuso a la lluvia en aquel desfile y los responsables de la hermandad han preferido esperar para garantizar su integridad.

La fiesta de la Cruz de Carne, el pasado día tres, evidenció la ausencia del Crucificado en el altar del Templo Mayor. La situación impacientó al cabildo catedralicio que ayer mismo reclamó a la presidenta de la cofradía, Josefina Yugueros, la devolución de la imagen hoy mismo. Nuestra Madre asume la tardanza y confirma que cumplirán con la solicitud de la Catedral, un traslado que no hay podido efectuarse las dos últimas semanas «por las lluvias que hemos tenido», justifica Yugueros.

La ausencia del Cristo de su lugar habitual ha abierto la puerta a las especulaciones sobre su actual estado de conservación. Por su parte, Josefina Yugueros defiende que «está perfecto» y explica que la imagen «ha estado secándose», un proceso «muy lento para no dañarla». Del lado del cabildo, el deán Juan González desconoce si la talla se encuentra en las mismas condiciones que fue cedida, aunque recuerda que «se mojó» en la procesión del Viernes Santo. «Nos han dicho que han tardado en trasladarlo por las lluvias de estos días. Mañana (por hoy) veremos si esa explicación es válida o no», apunta el deán, quien advierte que la obra será sometida a un examen cuando finalmente llegue.

Desmontada, la imagen se ha alojado en el Museo de Semana Santa, desde donde hoy, previsiblemente, será conducida al Templo Mayor. La situación reabre el debate sobre los riesgos de desfilar cuando está lloviendo -la pasada Semana Santa estuvo pasada por agua todos los días- y los daños que esta situación puede causar en las imágenes. Los expertos en restauración recomiendan evitar someter las tallas a estas duras pruebas y advierten que la policromía es el principal punto débil ante la lluvia.

En el caso del Santo Cristo, la polémica no es nueva. Varios años atrás, el cabildo catedralicio envió una carta a la Cofradía de Nuestra Madre en la que informaba a sus responsables de los daños que la imagen había acumulado desde que fue incorporada a la procesión del Viernes Santo. La directiva propuso la creación de un paso alternativo, pero los hermanos echaron abajo la propuesta y apoyaron su continuidad.