Lo que surgió como una idea en una cena de amigos se ha convertido en un negocio que está en auge. La zamorana Verónica González ha comenzado a comercializar los caracoles que desde hace casi dos años cría en su granja ecológica experimental, ubicada en el vivero de empresas que la Diputación tiene en la carretera de La Aldehuela.

Bajo el nombre de Zamacol, esta joven ingeniera agrícola de 30 años ha puesto en marcha la única empresa de este tipo que existe en Castilla y León. «Todo empezó hace dos años y medio, cuando decidimos hacer una cena de amigos con un menú con los caracoles como protagonistas. Me quedé con la idea en la cabeza y comencé a criar en mi casa. En mayo de 2010 di finalmente el paso y me decidí a solicitar un local en el vivero de empresas para comenzar con el negocio».

Ahora mismo Verónica González suministra caracoles a Zamora, Salamanca, Valladolid e incluso Madrid, «gracias al boca a boca», pero detrás de este incipiente negocio hay un intenso trabajo previo detrás. «Durante el primer año me dediqué principalmente a la experimentación y me formé con cursos sobre este tipo de explotaciones, pero la mayor parte del aprendizaje fue sobre el terreno, realizando ensayos o probando con diferente alimentación para las crías», recuerda.

Ha sido en este último medio año cuando el esfuerzo ha comenzado a dar sus frutos y ha decidido dedicarse de lleno en esta empresa, ya que ella misma realiza y gestiona todo el trabajo, desde su producción hasta la cría, pasando por la selección, el engorde, los canales de distribución o la venta.

Con más de 10.000 ejemplares, «ya hay producción suficiente para salir al mercado», asegura. El sello de garantía para que estos caracoles sean tan demandado radica es que se trata de animales «de granja, donde no se utilizan herbicidas. Además, se ofrecen ya limpios y listos para cocinar», explica. Además, esta zamorana realiza un sistema de explotación intensivo, lo que le permite poder abastecer a los clientes todo el año cuando normalmente este tipo de granjas optan por una explotación extensiva y solo pueden vender caracoles en los meses de primavera y verano.

El precio de los caracoles ronda en el mercado los 15 euros el kilo «ya listos para consumir», subraya. Además de la venta al público, esta zamorana mantiene relaciones comerciales con otras granjas similares en el resto del país, con las que se intercambia ejemplares. «Se hacen intercambios con otras explotaciones para beneficiar a la propia cría del caracol, porque así se evitan problemas de consanguinidad», razona. Y es que si los caracoles se reproducen entre familiares a menudo, puede dar como resultado huevos de un tamaño menor o defectuosos.

Aparte de clientes particulares, Verónica González también suministra a diversos establecimientos de la capital, ya sean tiendas de alimentación o restaurantes. De esta relación han surgido las primeras Jornadas Gastronómicas del Caracol, que se desarrollan desde hoy y hasta el próximo domingo en el restaurante El Rincón de Antonio. Su dueño, Antonio González, ha sido el promotor de esta original iniciativa.

«Un día lo visité para ofrecerle mi producto y accedió a ello, porque recordaba la tradición que había hace años en Zamora de comer caracoles y que parecía que se había ido perdiendo», relata. Desde las pasadas navidades, González ofrece los caracoles en el establecimiento «y son muchos quienes le piden ese plato». Por ello se han animado a dar el paso y organizar estas jornadas, que ofrecerán a los clientes maneras diferentes de comer este molusco tan cotidiano. Una experiencia gastronómica a la que Verónica González vaticina un gran éxito «porque Antonio va a saber darle calidad a los platos. Los que son asiduos a este producto lo van a disfrutar y quienes no lo conocen seguro que con estas jornadas se animan a iniciarse en su consumo».