Jefa de sección de Archivos y Cooperación de la Filmoteca de Castilla y León que expone parte de sus fondos en la ciudad

Maite Comesa es la comisaria de la muestra «Castilla y León en los fondos fotográficos de la Filmoteca» que se expone en el Museo de Zamora, en el Etnográfico y en la Biblioteca Pública del Estado hasta mayo.

-¿Cómo nació la muestra?

-Cumplíamos 20 años, desde que abrimos las puertas en marzo de 1991, y nos pareció un motivo especial para que viera la luz una exposición y un catálogo de los fondos fotográficos que mostrara el trabajo realizado. Los responsables de la Dirección General de la Junta, a la que pertenece la Filmoteca, apoyaron mostrar a la sociedad de Castilla y León, lo que hemos guardado, organizado y trabajado desde la Filmoteca para devolverlo de nuevo a sus protagonistas, a las generaciones de personas que forman la esencia del documento fotográfico.

-¿Qué persigue la Filmoteca al dar a conocer sus fondos?

-La principal tarea es transmitir que la Filmoteca es un espacio especializado dedicado a la imagen, a su conservación y estudio, creado desde las competencias públicas de la administración local y autonómica. Es un espacio construido para que habite, vivo e imprescindible, el trabajo de los fotógrafos de la región. Con su creación se ofreció un lugar de consulta para que los ciudadanos e investigadores se acerquen al cine y la fotografía como una manifestación indispensable en el modo de entender el mundo y reflejarlo. Y con las exposiciones y monografías publicadas también hemos contribuido a reforzar la idea de que la fotografía es un bien patrimonial a conservar que contiene una información cultural común que es materia de estudio desde numerosos puntos de vista.

-¿Qué materiales se muestran?

-En estos momentos custodiamos unos cinco millones de documentos fotográficos, negativos y positivos. En la exposición se han incluido 250 fotografías pertenecientes a autores y a colecciones procedentes de personas privadas o de instituciones públicas. Y también un retrato de cada uno de los fotógrafos, junto a cinco de sus trabajos. Hemos tratado de que esté representada en el planteamiento la idea de riqueza documental y el hecho de que la generosidad y confianza de sus propietarios en el trabajo de una institución pública lo ha hecho posible. Hay 37 autores, fotógrafos en su mayoría profesionales, con gabinetes y estudios abiertos en las ciudades castellanoleonesas a través del tiempo. Y se muestra su interés por la sociedad en que vivieron y a la vez el modo de trabajo, las claves de un oficio y la historia de la técnica fotográfica, en los encuadres, en las cámaras que utilizaban. Las instantáneas contienen desde el trabajo del reportero de prensa, al retrato de estudio, las vistas de ciudades, los grupos humanos, la vida cotidiana o algunos hechos históricos.

-La exposición ha visitado distintos lugares de la región, pero ¿cómo llega a Zamora?

-La propuesta es un feliz empeño de los responsables del Museo de Zamora. Con su directora y su técnico de exposiciones hemos trabajado en otras exposiciones. Esta vez el número de fotografías obligó a buscar otros espacios y creo que esa propuesta de colaboración, afortunada, con la Biblioteca Pública y el Museo Etnográfico es parte del éxito de visitantes de la muestra.

-¿Qué premisas han seguido para la distribución en los tres espacios?

-Los tres espacios son impresionantes, preciosos para la exposición. Se ha procurado que existiera un equilibrio de contenido entre los autores y las colecciones, y, sobre todo, que los fotógrafos y propietarios de las colecciones relacionadas con Zamora estuvieran representadas en las tres salas. En ellas también se puede ver una selección muy interesante de 17 fragmentos fílmicos de imágenes recuperadas por la Filmotecas de unas imágenes tomadas en Segovia por la familia Camba en 1924, un desfile presidido por Alcalá Zamora y Azaña en la Academia Militar de Segovia o el entierro en Salamanca de uno de los abogados asesinados en el despacho laboralista de Atocha, en Madrid en 1977.

-¿Cuál es el objetivo de la muestra?

-Mostrar la riqueza de imágenes que constituyen este patrimonio público común. Hacer partícipe a la sociedad que lo contempla ahora de esta otra vida de las fotografías. Llegan a nosotros no para el fin que fueron tomadas entonces. Publicadas en la prensa local o nacional, como expresión de la actualidad periodística; contempladas en vitrinas callejeras y salones fotográficos; recuerdos de acontecimientos vitales privados, documentos desgarrados de los tiempos de guerra. Son, desde su ubicación en la exposición, documentos, testimonios, fuente histórica?. Materia de investigación, sugerente y provocadora, por excelencia.

-¿Qué tienen en común todas las imágenes?

-La Filmoteca es, gracias al trabajo y al apoyo de estos años, un referente indispensable para el estudio de la historia de la fotografía en nuestro país. No sólo por el interés sus fondos, sino también por sus peculiaridades como institución, como modelo de colaboración entre administraciones. Las imágenes de la muestra tienen detrás de su variedad y procedencia tan distinta, un modelo de trabajo, sólido, continuado, un modo de devolver a los ciudadanos su historia en imágenes.

-¿Por qué se caracterizan, en lo que a Zamora se refiere, las imágenes que se muestran?

-Zamora es un territorio que ha alimentado generosamente la historia de la fotografía en la región y ha contribuido muy especialmente desde que en 1993 la familia Quintas depositara el trabajo de su padre, Ángel Quintas. Después vinieron el archivo de Pablo Testera, los archivos de los fotógrafos depositados por instituciones, como la Diputación, y el fondo de Manuel Fernández Gullón del Archivo Histórico de Zamora, por iniciativa de Florián Ferrero y José Antonio Casquero, con el fondo de Salvador Calabuig de Caja España-Caja Duero, con los fondos de Primitivo Carvajal o de Pedro Gutiérrez Somoza. A ellos se suman los de los familiares de Máximo Pelayo, de Ángel de Horna, de Luis Cortés, o Ángel Laso y Otilio Vega. Y la última incorporación relacionada con Zamora es la colección del archivo de «El Heraldo de Zamora» y sus propios fondos familiares depositados por Raúl Prieto Cirac.

-De las imágenes que se presentan hasta mayo, ¿cuál sería su favorita?

-Me satisface ver cada nombre, cada imagen, cada rostro, sobres paredes tan distintas cada vez, porque lo considero el final de todo el proceso, en el que ha hay un equipo humano muy implicado, desde que los dueños de las colecciones vienen a confiarnos mucho más que la afición de un antepasado o, en muchos casos, el medio de vida de su propia familia. Por resaltar documentos de la ciudad me parece especialmente buena las fotos de Somoza, de Foto Duero, de la imagen de las elecciones de 1936, los talleres de «El Heraldo», y el retrato de la clausura del antiguo cuartel militar, en 1927.