Los cuadros de paisajes castellanos donde José María García, más conocido como Castilviejo, evidencia su dominio del dibujo y la técnica abren la exposición «Castilviejo. Óleos y dibujo» que ayer inauguró la galería Espacio 36-Ángel Almeida.

La muestra reúne hasta el próximo 7 de abril un total de 44 ejemplos de obra pictórica y gráfica de este zamorano que hasta el momento estaban en manos de diversos coleccionistas privados. Y precisamente amantes del arte y la cultura de la ciudad y de otras localidades cercanas, artistas locales y políticos, como el concejal de Cultura, Francisco Javier González, no perdieron la oportunidad de ver las piezas firmadas por el artista fallecido en 2004.

La Castilla rural en tonalidades secas y verdes, tanto en pinceladas dadas con acuarela como en óleo sobre tabla y sobre cartón, una pieza de la época un poco más influenciada por Díaz-Caneja, comparte lugar con uno de los bocetos que realizó para el mural de la iglesia de María Auxiliadora. En un segundo espacio la figura de la mujer tiene protagonismo de la mano de varios desnudos, uno a carboncillo y otro en óleo sobre cartón, junto con el dibujo de una maternidad.

Un tercer ámbito de la exposición lo componen los retratos de los protagonistas del medio rural. Mujeres en las que Castilviejo captó la dureza de sus vidas y de sus quehaceres diarios. A ello se suman los motivos taurinos, desde picadores hasta mayorales que conducen los toros por los campos, en diversas técnicas, y una mesa donde se presentan grabados en que plasmó la vida en el campo o la tauromaquia.

Para el artista Fernando Bordell, quien comisarió la antológica que se organizó sobre Castilviejo en la Bienal de 2001 en La Encarnación, la muestra «es una oportunidad única de volver a ver obra de Chema porque desde la Bienal no sabía vuelto a ver una muestra tan variedad como esta, dado que presenta desde grabados hasta acuarelas y óleos en distintos formatos. Todo con la impronta de un enorme dibujante y pintor».

Bordell destaca que era un hombre muy valiente que «tenía un gran oficio». «Le veía trabajar en su estudio en Valladolid y era un hombre que atacaba el lienzo en blanco con una gran soltura y eso se ve en sus obras independientemente de la técnica que usara», subraya.

Al zamorano Premio Castilla y León de las Artes 2002 le gustaba pintar el paisaje castellano, «como él decía el terruño, y el paisano autóctono», enfatiza Fernando Bordell, mientras que el pintor Antonio Pedrero, que fue pupilo de Castilviejo en la Escuela de San Ildefonso, comenta que «su pintura es muy recia y muy directa» y la exposición «supone una gran oportunidad ver sus creaciones en su tierra».

Castilviejo estudió en la Escuela de San Fernando, donde conocido a Gutiérrez Solana. Durante unos años efectuó carteles de cine y copias del Prado lo que contribuyó a que sus obras tuvieran influencias de Zurbarán, Velázquez o Ribera. En el años 1945 en Zamora fundó la Escuela San Ildefonso y diez años después recibió el encargo de realizar los murales de la iglesia de María Auxiliadora.