Investigadores de la Universidad de Salamanca en colaboración con los pediatras de Zamora y Salamanca estudian la detección precoz del autismo a través de un programa de cribado que ya ha incluido a 11.500 niños en los últimos ocho años, convirtiéndose en el tercero más grande de Europa y uno de los más eficaces del mundo. Una de las conclusiones de los científicos es que realizar un seguimiento del desarrollo en diferentes edades resulta más efectivo que realizar una sola prueba. Ricardo Canal, profesor del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos de la Universidad de Salamanca y miembro del Instituto Universitario de Integración en la Comunidad (Inico), dirige esta investigación y asegura que los resultados evidencian que «es mejor una vigilancia del desarrollo que la constatación de signos de alarma en un momento evolutivo concreto». La herramienta utilizada se basa en un cuestionario que contestan los padres. De cada mil niños, este programa ha detectado el autismo en 3,5. A pesar de que los datos indican que en el grupo de edad entre 8 y 12 años la prevalencia llega hasta seis de cada 1.000, resulta imposible identificar algunas patologías como el Síndrome de Asperger, cuyos síntomas aparecen más tarde. El diagnóstico precoz resulta esencial.