«Si el padre de mi nieta quiere ejercer de padre, que pague la pensión, que no lo hace desde octubre de 2011», reprocha la madre de la joven que se ha trasladado con la pequeña a Málaga para rehacer su vida con una nueva pareja. Niega que su hija se fuera de Zamora sin avisar y sin comunicar su paradero, como denunció el progenitor de la niña, que reclama ahora su custodia.

La abuela materna, que subraya que «él estuvo denunciado por violencia de género y mi hija ha estado con orden de alejamiento», puntualiza que la joven de 23 años «se fue de a las doce de la noche porque sólo hay autobús a Málaga a esa hora, y antes comunicó que se iba al Juzgado y en el punto de encuentro, dejó la dirección de empadronamiento, del colegio de mi nieta y del punto de encuentro más próximo al nuevo domicilio. Y a él le informaron», por lo que «miente al asegurar que nadie se lo dijo».

La joven notificó los cambios en septiembre, poco antes del traslado, aunque debió haberlo hecho en julio para que el padre de la niña pudiera disfrutar de las nuevas medidas antes de la marcha de la menor, que deben establecerse ahora, admite la mujer. «Pero tenemos miedo, sus padres son vecinos nuestros y nos han hecho la vida imposible, nos han puesto denuncias», la primera «a los pocos días de que mi hija denunciara a su expareja por maltrato y la última porque dicen que les insultamos. Nos han absuelto de todas. Han tratado de poner en contra a otros vecinos. El acoso ha sido tal que yo tuve que irme de mi casa tres meses con mi marido, que estaba trabajando en Gijón». Aprovecha para negar que su hija estuviera nunca viviendo en esa ciudad con la pequeña, como afirma el padre de la menor, como «tampoco llegó a empadronarse en Ferrol, a donde fue para trabajar pero tuvo que volverse porque su abuelo, mi padre, estaba muy enfermo en noviembre de 2009, de hecho murió al poco tiempo».

La mujer replica a su exyerno que «mi hija no está en su contra, entiende que es su padre, y puede ir a ver a la niña siempre que quiera», mientras critica su exigencia convencida de que «solo quiere hacer daño, cuanto más mejor, a mi hija y a nosotros». La mujer ofrece una versión bien diferente a la del joven que reprocha el cambio de ciudad por las dificultades que le comporta para poder ver a la niña, dado que dice no tener ingresos y Málaga está muy lejos. La mujer insiste en que «es imposible llegar a un entendimiento con él» y en que «si mi hija se ha enamorado, tiene derecho a rehacer su vida. El juez en la última modificación de medidas dejó abierta la puerta a variarlas, si la vida de mi hija cambiaba».

Esta madre defiende la integridad de su hija y destaca que «se ha vuelto a enamorar, lo ha pasado muy mal porque ha sido una mujer maltratada y no quería salir ni de casa. Ahora ha conocido a un hombre que la quiere, a la niña también, es malagueño y tiene allí su trabajo y se ha ido. Pero él no tiene que luchar por la niña, como dice, porque mi hija sabe que él es su padre. Solo le tiene miedo y quiere olvidarle, no tener ningún contacto con él».

La joven comenzó a salir cuatro años antes de tener a la niña en 2008, «y ya entonces pegaba a mi hija, pero él le prometía que iba a cambiar y ella estaba muy enamorada». Esta mujer afirma que «es un chico que ha tenido problemas con otros vecinos e inclusos con sus padres». Antes de concluir sus declaraciones aclara que si su exyerno no puede hablar con la niña por teléfono, como ha denunciado, «es porque mi hija tuvo que cambiar el número porque no la dejaba en paz».