Presidente de la Fundación Comitas

Pedro José de las Heras, presidente de la Fundación Comitas, organización sin ánimo de lucro que promueve el uso de la telemedicina con fines humanitarios, destaca la gran labor que realizan los sanitarios militares, uno de los colectivos con los que colabora más activamente en misiones por distintos puntos del mundo.

-¿Cómo surge la idea de poner en marcha esta organización?

-Nosotros venimos del mundo de la electrónica militar, así que nuestro primer contacto con la sanidad fue con la militar. En el año 1995, que coincidía con los primeros despliegues que hizo la sanidad militar fuera de nuestras fronteras, comenzamos a trabajar con ellos en telemedicina y en el área de salud. Vimos que había una serie de escenarios donde la telemedicina podía aportar mucho, aunque no eran susceptibles de ser considerados como negocio porque no había recursos y así comenzó todo.

-¿Cómo fueron los primeros pasos de la Fundación Comitas?

-El apoyo de amigos y patronos fue algo esencial, al tratarse de una asociación sin ánimo de lucro. Realmente entre todos lo que tratábamos de hacer era llegar a esos sitios donde no había un negocio claro. Empezamos trabajando en Mauritania, dando apoyo a la Fundación Chinguetti, un colectivo que estaba ya ocupándose de varios proyectos en la zona.

-¿La sanidad militar ha sido determinante a la hora de desarrollar sus proyectos?

-Tanto en el escenario de Mauritania como en todos los lugares donde hemos trabajado con la medicina humanitaria hemos tenido siempre el apoyo de la sanidad militar. Ellos, aparte de atender a los integrantes de sus propias fuerzas armadas también asisten a la población civil de la zona, gente de que otra manera no podría contar con ese tipo de ayuda médica.

-¿Cómo definiría a los médicos militares?

-Hay una cosa que yo valoro mucho y que siempre he dicho. A diferencia de los médicos que desarrollan su trabajo en un hospital civil, el sanitario militar, cuando ha estado en una misión en el exterior se pone más fácilmente en la situación del compañero que le está llamando para trabajar juntos en teleasistencia. Siente una empatía mayor porque él se identifica con su labor. Y es algo normal, porque cuando está en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla y le llaman del buque hospital Esperanza del Mar pidiéndole ayuda, si ha estado navegando en un barco de la marina de guerra sabe cómo se vive allí, cuál es la situación que están atravesando. Esa empatía se nota, mientras que la gente que vive en las grandes ciudades no es capaz de imaginarse en qué condiciones se puede estar prestando el servicio médico.

-¿Cómo viven ellos esta experiencia en lo personal?

-Lo que todos te dicen es que reciben ellos más que lo que dan. Muchos de los militares que vienen de una misión de este tipo gastan gran parte de sus dietas para poder viajar al extranjero en comprar leche materna o pañales, porque se sienten rápidamente tocados por toda aquella situación.

-Aparte de la sanidad militar, ¿con qué otros colectivos trabaja la Fundación Comitas?

-Cuando creamos la fundación contactamos con la orden hospitalaria de San Juan de Dios. Con ellos estamos haciendo telemedicina en el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, uno de los centro materno infantiles más importantes de Europa, que tiene un hospital en Sierra Leona, en la región de Luxar, al que dan apoyo. Tenemos también sistemas en Cabo Verde y otros puntos. En muchos de ellos el principal soporte y servicio es el que nos dan los médicos militares, totalmente altruista. Nosotros solo ponemos los equipos y las comunicaciones. Ahora tenemos algunas especialidades médicas que ya prestamos nosotros, pero en la mayor parte de las especialidades los únicos que tienen conocimiento y disposición son ellos.

-¿En qué nuevo proyecto está inmersa la fundación en estos momentos?

-Tenemos un proyecto muy bonito en el río Magdalena de Colombia, donde estamos enlazando por telemedicina el Hospital Universitario del Caribe con un centro de salud situado en un pueblecito que se llama Cantagallo, en mitad de la selva. Allí, por ejemplo, lograron por barco llevarles una ambulancia al centro de salud pero al no haber carreteras, sigue aparcada en la puerta del centro. No hay manera de llegar a ningún lado como no sea navegando o andando. Tienen una barca y normalmente tardan como dos o tres días en llegar a un centro de atención sanitaria. La población civil de todos esos lugares son los grandes beneficiarios.

-¿Cómo se eligen los proyectos en los colabora la fundación?

-Nosotros siempre vamos como apoyo a una organización existente. Lo que hacemos es estudiar el proyecto y ver si compensan desde el punto de vista de esfuerzo, aunque nuestros recursos no son ilimitados, porque todo el mundo ha sufrido con la crisis, sobre todo el capitulo de fundaciones y obra social, que han visto reducidos sus ingresos.

-¿Cuál es la principal razón par apoyar uno u otro de los proyectos que les llegan?

-Para nosotros es muy importante que cuando apoyamos a otra fundación que está haciendo una labor tengamos garantías de que el equipamiento se vaya a utilizar, no vayan a robarlo ni a desaparecer y que realmente vaya a cumplir el fin social para el que se destina.

-¿Y qué se aporta con la telemedicina?

-En estos países nunca jamás van a poder tener al mejor un cardiólogo, neurólogo o pediatra, pero realmente por medio de la telemedicina se puede hacer una labor fantástica. Lo estamos haciendo y da mucha satisfacción. Lo importante es el conocimiento y el del médico es el que tratamos de proyectar a distancia, de alargar su brazo. En ese sentido la parte de diagnóstico se puede hacer bastante completa. Se podría hacer cirugía pero por el momento solo se da apoyo de un cirujano experto desde aquí, viendo la intervención a tiempo real de un compañero.

Cartagena (Murcia), 1952

Ingeniero Industrial por la Universidad Politécnica de Cartagena, Pedro José de las Heras completó sus estudios en Madrid y se dedicó de lleno al mundo empresarial. Hace ocho años que entró a formar parte de la Fundación Comitas, organización sin ánimo de lucro, cuyo fin fundacional es el de difundir y promover el uso de la telemedicina con fines humanitarios en los países del tercer mundo o en vías de desarrollo, tanto en situaciones específicas de emergencia como en proyectos ligados a la actividad de organizaciones no gubernamentales en esos países. Pedro José de las Heras reconoce que la telemedicina «es una noble causa» y considera este proyecto «como algo más que una simple iniciativa empresarial».