Con la misma tranquilidad de la que hizo gala durante la primera sesión del juicio en el que se le procesaba por el atraco a la sucursal de Caja_Rural en Toro el pasado 17 de mayo de 2007, Jaime Giménez Arbe esperó pacientemente a escuchar las conclusiones tanto del Ministerio Fiscal, como de la acusación particular y de su abogado defensor para tomar la palabra y denunciar el trato que está recibiendo en la prisión portuguesa de Monsanto, donde cumple condena por el intento de atraco a un banco en la localidad de Figueira da Foz.

«Llevo cinco años en total aislamiento», reprochó, para calificar, como ya hiciera en la sesión del martes, de «canallada lo que están haciendo conmigo». Según sus palabras, el acusado vive «21 horas diarias en un agujero negro sin posibilidad alguna de comunicarme, ni siquiera por teléfono, con ninguna persona». Situación de la que acusó a los gobiernos de España y Portugal. «Además, se me ha condenado por algo que no hice, como es la muerte de esos dos guardias civiles», en alusión a los agentes asesinados en la localidad navarra de Castejón en 2004.

Fue en ese momento cuando el presidente de la Audiencia Provincial de Zamora, Luis Brualla Santos-Funcia, le recordó al reo que sus palabras debían «ceñirse a este acto o si no me veré obligado a retirarle la palabra».

Continuó Giménez Arbe asegurando que su presunción de inocencia «se la han pasado siempre por el forro de los puntos suspensivos» y afirmó que se le habían adjudicado «cien mil delitos de los que no soy culpable._Lo seré de otros por otros motivos, pero no por este suceso de Toro», palabras que provocaron una segunda amonestación por parte del presidente de la Audiencia Provincial.

Poco más duró la intervención del acusado, ya que después de subrayar que él no estuvo en Toro el día del atraco, denunció el situación de «régimen de tortura» en el que vive y Brualla dio por terminada su intervención, no sin antes poder concluir que no diría nada más « porque no se me permite hablar».

Tras dos horas de juicio, en el que las partes expusieron sus respectivas conclusiones, quedó visto para sentencia el proceso por el que se juzga la autoría de Giménez Arbe, alias «el solitario» en el asalto a la oficina de Caja_Rural de Toro en 2007, en el que resultó herido uno de sus empleados por un disparo y se hizo con un botín de cerca de siete mil euros.

Gran expectación

La segunda, y última, sesión de este juicio llamó la atención de un nutrido grupo de transeúntes, que esperaba impaciente a la entrada de los juzgados minutos antes del mediodía para poder ver al «solitario» en persona. Ello provocó que el furgón en el que era trasladado a la Audiencia tuviera que realizar maniobras en la calle para poder acercarse lo máximo posible a la puerta de entrada para evitar el «paseíllo» del acusado. Aunque poco pudieron ver los allí presentes, algunos aprovecharon para proferirle insultos mientras entraba al edificio.

Por su parte, el procesado se mostró muy tranquilo cuando entraba en la sala, esposado y escoltado por varios policías nacionales, aprovechando para saludar en portugués mientras miraba a las cámaras de los medios audiovisuales allí congregados para tomar imágenes.

También se despidió de los profesionales de los medios de comunicación cuando abandonó la sala y de los fotógrafos al salir de los juzgados, deseándoles que hicieran bien «su trabajo».