Un arma Luger de la II Guerra Mundial; otra tipo Oeste americano, en cuyo cañón plateado aparece una inscripción con el año 1810; un pequeño revólver R6 para uso en corta distancia -«de los que las señoritas llevaban en el bolso, muy vistos en las películas», aclara un guardia civil-; el clásico Winchester; rifles de caza mayor; y pistolas de tiro deportivo. Toda una amplia gama de piezas, 269 de todos los tamaños y precios posibles, desde los 22,50 euros hasta los 6.500 los más caros, de «tiro deportivo» (que «cuestan más de 9.000 euros en el mercado»). Se pueden observar «algunas armas antiguas y curiosas», explica Cándido Rodríguez, responsable de la Unidad de Intervención de armas de la Comandancia de la Guardia Civil de Zamora, que despliega en una amplia habitación el material incautado a su dueño por orden judicial tras la comisión de algún delito o porque perdió la licencia de uso. Una exposición pública, previa a la celebración de una subasta, que deja perplejo al profano en armas de fuego y sin aliento a los aficionados, encantados al poder tener entre sus manos los preciados rifles y revólveres, algunos con las culatas «hechas a medida» de quien los encargó, «no todos pueden manejarla», mostraba gráficamente el teniente coronel, Antonio Rodríguez Medel-Nieto, cuya mano resultaba demasiado grande para manejar alguna.

Entre la gran variedad de rifles que salen a puja, no pocos pesados y de precisión, de los que con solo rozar el gatillo el disparo está asegurado; y con culatas «adaptables» al hombro que los sujeta, ilustraba el máximo responsable de la Comandancia. «Nosotros no las probamos, por seguridad», añadía Cándido Rodríguez, solo «se retira la munición» y se dejan en el almacén. A ellas, «la mayoría de caza o tiro al plato, carabinas del 22» solo legales «para uso deportivo», se puede acceder desde el lunes y hasta el día 16, de nueve de la mañana a una de la tarde, en el cuartel de la capital. El día 21, a las 12.00 horas, se abrirán los sobres de las pujas, que se pueden efectuar tras depositar el 25% de la cantidad ofrecida en Hacienda, donde se paga. El montante de la subasta «va íntegro al propietario», puntualizan, «a nosotros solo nos da trabajo». Gran parte de estas armas acaban en la puja tras pasar un año sin que sus dueños renovaran la licencia o las transfirieran. Las que terminan en el depósito de la Guardia Civil por su uso en un delito permanecen en el almacén «hasta que hay sentencia firme», muchas durante años.

Aproximadamente tiene salida el 20% de los lotes. Por vez primera se destruirán las que no tengan comprador, «irán a la chatarra».