Detrás del acoso laboral hay «envidiosos e inoperantes activos». Frente a la imagen que pudiera tenerse de la víctima de «mobbing» como una persona «débil, con pocas habilidades», el psicólogo y especialista clínico en «acoso moral» («mobbing»), Miguel Ángel Ruiz, dibujó a «una persona extraordinaria», que destaca en la empresa, y «fuerte». El experto, que intervino ayer junto a un abogado especialista en estos casos, Antonio González, en la Jornada organizada por UGT, advirtió de que el acosador «no se sabe cuándo atacará», puede haber pasado veinte años al lado de su víctima sin haber dado señales de acritud hacia él, es el denominado factor «novedoso».

Quien sufre las consecuencias de esa auténtica persecución experimenta una «sensación de descontrol, «no tengo recursos para afrontarlo», piensa, pero no es real», según le ha demostrado su experiencia en consulta. El psicólogo hizo especial hincapié en que «el mobbing no se puede prevenir» y en lo imprescindible de «formar a la gente para que diferencie los síntomas de estrés del acoso». Explicó, asimismo, que el acosado desarrolla «conductas sustitutivas y adaptativas para hacer frente a la situación», como fumar o comer con mayor intensidad. El experto terminó su intervención recordando la fábula del sapo y la cigarra, aquella en la que el batracio escupe al insecto y cuando aquella le pregunta «¿por qué me escupes?», él le responde «porque brillas».

El turno del abogado sirvió para aclarar la importancia de «realizar una labor previa de denuncia de la situación de acoso ante la Inspección de Trabajo, es fundamental lo que se haya hecho antes» de llegar al Juzgado de lo Social para ganar un juicio. Una denuncia que debe «encauzarse siempre», según su criterio, «por el incumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales», lo que evita, además, que el trabajador denunciante tenga que pagar las costas del juicio aún ganando el pleito.

Conseguir que el médico reconozca en su diagnóstico que el trabajador sufre acoso laboral, «moral», resulta esencial para lograr el reconocimiento judicial del «mobbing» como «accidente de trabajo, no como enfermedad común», así se evita que la empresa y la mutua «aleguen ante la Inspección», como es muy frecuente, «que el trabajador tiene tendencia a la depresión. Hay que demostrar que la causa exclusiva de la enfermedad es el desarrollo del trabajo», el acoso sufrido por quienes son personas «torpes y vulgares». «Ese informe debe ir al delegado sindical de salud» de la empresa y con informes médicos y el parte de baja «acudir a la Inspección de Trabajo» a denunciar. Para ayudar al acosado a evitar la vuelta al trabajo tras el año y medio de baja médica (que no se prolonga) mientras se resuelve el procedimiento judicial, insistió en que se «soliciten medidas cautelares en el periodo de vista previa» para que el juez permita el alejamiento del acosador o «una excedencia. Y si el denunciado recurre la sentencia favorable al trabajador, este puede ir al paro hasta que sea firma».