Holanda será el nuevo hogar para una docena de animales de la perrera municipal de Zamora, gestionada por la protectora Scooby, que han sido enviados en las dos últimas semanas a dicho país para ser entregados en adopción. La iniciativa ha surgido gracias a la colaboración con las asociaciones homólogas de los Países Bajos, donde existe una mayor demanda de animales con la que se consigue reducir la saturación que sufren las instalaciones zamoranas.

«Gusanito» es uno de los animales que ha encontrado un nuevo hogar en Holanda. «Era un perro muy viejecito que llegó a la perrera en muy malas condiciones porque había sido maltratado y ahora ha encontrado una familia», destaca la secretaria de la Protectora Scooby, Isabel Calleja. Las mayores posibilidades de adopción que se encuentran en el extranjero responden al mayor control sobre los animales. «En otros países no se produce una cría indiscriminada de perros como la que tenemos en España, hay más controles y no tienen los problemas que tenemos aquí», explica la secretaria de la Protectora Scooby, Isabel Calleja. A la hora de buscar responsables, apunta directamente a los cazadores, a los que achaca hasta un 80% de los abandonos que se producen en la capital. De hecho, en más de una ocasión la perrera ha recibido la visita de algunos de ellos que no han ocultado sus intenciones de deshacerse de alguno de sus perros «porque los prueban y si no les vienen bien los abandonan o los quitan, como dicen ellos, como si no fueran seres vivos y no tuvieran ningún valor», lamenta Isabel Calleja.

Frente a esa falta de sensibilidad y responsabilidad, la Protectora Scooby destaca la solidaridad mostrada por muchos vecinos anónimos de la capital que ha permitido mantener la actividad de la perrera municipal. «La gente se ha volcado y nos ha demostrado que en Zamora hay mucha gente con buen corazón dispuesta a ayudar y a la que queremos agradecer su colaboración», resalta la responsable de la asociación. Más aún ante la falta de recepción de la subvención de 15.000 euros correspondiente al año pasado concedida con carácter anual el Ayuntamiento. Por ello, los animales dependen en gran parte de los sacos de pienso, mantas e incluso pan que los ciudadanos entregan de forma altruista. «A veces incluso nos dejan las cosas en la puerta y nos las encontramos por la mañana», asegura Calleja. A ello se suma la donación de los 4.000 euros recaudados en la fiesta de la Politécnica, de los que hay que descontar algunos gastos, que los estudiantes han anunciado que realizarán en beneficio de la perrera. Una cuantía que no solo servirá para costear la comida de los animales, sino los elevados costes que conlleva la atención veterinaria de los animales alojados en la perrera. Al margen de las donaciones, los responsables de la protectora también destacan la labor realizada por los cinco voluntarios que se desplazan casi a diario a la perrera y sacan a pasear a los animales. «Algunos perros han sufrido mucho y se les ha maltratado por lo que es importante que se vayan sociabilizando y para ello resulta fundamental la labor de los voluntarios», afirma Calleja. «Flecha» y «Trepa» son dos de los 35 animales alojados en la actualidad en la perrera municipal que todavía buscan su segunda oportunidad.