Estudiante de la Escuela de Arte y Superior de Diseño con la mejor nota en su proyecto fin de carrera

Diseño no es solo una palabra para Daniel García, el alumno de la Escuela de Arte de la capital que ha logrado la nota más alta en su proyecto fin de carrera. Una calificación de 10 ha merecido su idea de un «oasis urbano» en dos islas del Duero, una idea tutelada por los profesores del centro que tras materializarse en maqueta deja una idea concreta y una puerta abierta a la posibilidad de recuperar la zona de ocio para los ciudadanos. Ilusión y tesón se juntan para llevar de la mano a las nuevas generaciones que imprimirán su sello personal en las futuras construcciones.

-Con su recreación de un oasis urbano en la isla de Los Bañaderos ha obtenido la nota más alta en su proyecto fin de carrera. ¿Cómo se puede convertir un espacio sin utilidad en una zona de referencia urbana?

-Ha sido complicado, porque este año se ha escogido un proyecto fin de carrera distinto, ya que habitualmente se facilitaba una planta para crear un hotel, habitaciones? pero en esta ocasión tiene también un aspecto arquitectónico, porque hay que crear espacios. En mi caso, sabiendo la utilidad que se le daría, coloqué un embarcadero, una zona de baño, una piscina, un bar-restaurante y creé los accesos vía puentes, ya que ese es la causa por la que no se utilizan estas islas en la actualidad. Para desarrollar el proyecto he tenido en cuenta recuperar, en versión moderna, el espíritu de los años 50, cuando las familias zamoranas iban allí a pasar los domingos. Ha significado mucho trabajo, pero he disfrutado un montón.

-¿Cómo se integra una construcción en una zona boscosa?

-En el edificio juego mucho con la movilidad, con formas quebradas, con las sombras, la inclinación de los pilares internos para dar la sensación de un bosque arquitectónico, y utilizando los menos metros posibles, porque estamos hablando de un espacio natural.

-¿Es vocacional su pasión por diseñar espacios únicos y diferentes?

-Sí, se puede decir así, me gusta mucho. Después del ciclo me siguió atrayendo este campo y quise ampliar mis conocimientos con una carrera, porque vi el mercado que hay y que no te puedes quedar a un lado, sino que hay que seguirse formando. Arquitectura, por ejemplo, también me gusta, pero esto es distinto. Los arquitectos hacen formas y los diseñadores van más allá, pueden jugar más con los colores, ya que no trabajan solo con la forma, sino con el interior, los estilos? Se diseñan hasta los pomos de las puertas. En mi opinión es un trabajo más jugoso.

-Habla de un mercado latente que requiere personal formado en este campo.

-Sí, contamos con la ventaja de que nos conoce poca gente, porque todo el mundo asocia el diseño de interiores con decoración, y no es eso. Hacemos un poco el trabajo de aparejadores sin ser tan técnicos. Nosotros siempre nos movemos en espacios en los que tenemos que tener en cuenta el uso que se le va a dar, por dónde entra la luz, qué orientación tiene, qué colores son los que nos hacen relajarnos? porque un despacho no solo es una mesa y varias sillas, sino que tenemos que saber que si pintamos la pared de color rojo vamos a estar estresados aunque no tengamos mucho trabajo.

-¿Dónde se encuentra el límite en el diseño?

-No tiene. Además es una carrera en la que nunca paras de estudiar, porque cada poco tiempo salen materiales nuevos y eso hace que día a día te vayas renovando. Renuevas o mueres. En este campo todavía queda mucho por hacer y tenemos que darnos a conocer, porque hasta mis amigos me dicen, ¿qué es eso que estudias?, ¿poner cortinas y jarrones?, pues no, se basa en crear espacios y adecuarlos a las necesidades que se requieran.

-¿Sigue en su propia casa los preceptos que marca para trabajos ajenos?

-La verdad es que en este caso se puede aplicar lo de que en casa del herrero cuchillo de palo, porque mi madre lleva tiempo diciéndome que quiere cambiar la sala y la cocina y parece que cuando es para ti te bloqueas, sin embargo cuando es un trabajo para los demás las ideas fluyen.

Valladolid, 1986

Daniel García estudió Bachillerato de Artes en Valladolid, su ciudad natal, una formación que completó con el ciclo de FP de Decoración y más tarde con los estudios superiores de Diseño de Interiores en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de la capital, donde ha obtenido una calificación de 10 en su proyecto fin de carrera.