El teólogo y archivero de la Catedral de Santiago de Compostela, Segundo Pérez, participó ayer en las X jornadas diocesanas con una ponencia titulada «Nuevos evangelizadores para una nueva evangelización».

-Los actuales evangelizadores, ¿qué retos afrontan?

-La sociedad globalizada emplea métodos que antes no se utilizaban. Son mucho los retos que provienen de la cultura, de los medios de comunicación, de la capacidad de llegar a determinados ámbitos... Debemos utilizar los nuevos métodos así como los nuevos espacios que brindan las nuevas tecnologías para acercar y proponer la fe católica, tal y como ha dicho Benedicto XVI. Se ha de utilizar todo el proceso humano al servicio de la fe.

-¿Cómo se puede predicar a Jesucristo en la sociedad actual?

-La primera forma es el testimonio convencido de que Jesucristo merece la pena, que es camino, verdad y vida para la persona humana. Me parece que la realidad social y humana de los laicos no pasa por un mal momento. Desde mi punto de vista hay una actitud receptiva para los valores espirituales, para una mayor vivencia de la fe. La imagen que muchas instancias de la sociedad tienen hoy de la Iglesia y los sacerdotes, a veces justificada, no tendría que invalidar la verdad de nuestra fe.

-La vida contemplativa ¿qué papel juega?

-La nueva evangelización es una oferta de cómo seguir a Jesucristo hoy, y la vida contemplativa es una oferta interpelante de lo que es el seguimiento de Jesús en su totalidad. Solo Dios puede llenar el corazón humano de manera absoluta. Debemos a acercarnos a ella porque se aleja del mundo para sentir mejor en el silencio los latidos del corazón del mundo.

-En su conferencia enfatizaba que «muchos se alejan de manera silenciosa». ¿Le preocupa?

-Me inquieta que personas sin una especial crisis o sin confrontación con la Iglesia dejen de practicar o dejan de sentir la fe como algo vivo. Eso es fruto de que no les damos el auténtico mensaje evangélico, ya que cuando alguien, que es prácticamente, ha llegado al conocimiento personal de Jesucristo es difícil que lo abandone. A veces nos quedamos por el camino porque nos fijamos en pequeños detalles o en lo que los dicen los medios de comunicación y sin darnos eso nos crea una crisis de fe que afecta a nuestro núcleo. Hay muchos componentes en la sociedad que buscan los valores relativos.

-Usted ocupa actualmente el cargo de archivero de la Catedral de Santiago. ¿Cómo va la investigación del robo del códice Calixtino?

-Creo que la Policía tiene pistas, pero es difícil llegar al fondo. Por lo que se oye, la investigación ha avanzado. No obstante, creo que va a aparecer. El códice es una obra de valor universal único, aunque tiene traducciones al gallego y al castellano. Es el documento casi fundacional de Europa. Se trata de la primera guía turística que se conoce de Francia y el norte de España que también recoge los milagros y la liturgia de Santiago.

-La desaparición, ¿ha dañado a la Iglesia compostelana?

-No, pero ha creado una situación de tensión porque todo el mundo quiere que aparezca. Santiago de Compostela tiene una sensibilidad muy especial con lo que está asociado con el Apóstol, de tal forma que preguntan e interpelan constantemente. Galicia es un centro de peregrinación que mueve social y económicamente. Hay un temor a una decadencia por causa de la sustracción.

-¿Tiene ahora mayor visibilidad social el archivo?

-Existe ahora una mayor preocupación por conocerlo, tanto que estamos estudiando realizar visitas guiadas a grupos reducidos y días puntuales. Es necesario que el archivo se acerque a la sociedad porque tenemos documentos importantes. Desde el siglo IX al XII hay unos 11.500 documentos digitalizados. En la web del archivo pueden acceder a algunos de la Edad Media y algunos de la Moderna. Ahora se está informatizando los protocolos notariales de Santiago desde el XV al XIII, que reflejan la vida de Santiago y de Galicia.

-¿Existe alguno de Zamora?

-Sí, muchísimos, porque una iglesia de Zamora estuvo vinculada a Santiago hasta el siglo XX. Además, Alba y Aliste han pertenecido al obispado de Santiago. Entre esos documentos y legajos cabe citar testamentos, presentaciones... Si estuvieran puestos en valor ofrecerían una visión nueva de lo que es la memoria histórica de Zamora.

Lugo, 1948

Licenciado en Filosofía y doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca. Ha ampliado sus estudios en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y en el Archivo Vaticano. Es sacerdote de la Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, donde ha desempeñado diversos cargos pastorales, entre los que destaca el rectorado de su Seminario, con sede en Santiago de Compostela. Es catedrático de Antropología Teológica en el Instituto Teológico Compostelano, ejerce la docencia en otros centros y atiende dos parroquias rurales. Es canónigo de la Catedral de Mondoñedo y archivero-bibliotecario de la Catedral de Santiago de Compostela.