Recuerda cómo le recogieron en Zamora, en el hospicio de El Tránsito, para trasladarle al lugar donde fue dado en adopción. Este zamorano, que sospecha que fue robado y dado a una familia —no desea desvelar su identidad ni ir más allá en su relato—, asegura que junto a él viajaban otros niños y que aquel autobús venía desde un punto próximo a Zamora. Su testimonio ha llevado a la Asociación «SOS Bebés Robados» de Castilla y León a creer que existió «una caravana que iba recogiendo niños desde Galicia hasta Valencia».

Este socio de «SOS» dice que «al menos recuerda tres niños que hicieron el mismo recorrido que él», explica la coordinadora de la Asociación en Zamora y Salamanca, Inma Román Santos, que busca a sus hermanas mellizas nacidas en casa en octubre de 1966 y trasladadas de inmediato al Hospital Virgen de la Concha. Esta zamorana, residente en la ciudad charra, se muestra convencida de que los casos de niños robados al nacer en España «son iguales a los que se han denunciado en Argentina, pero aquí parece que no quieren investigar».

Sin cuestionar el trabajo desarrollado por la Fiscalía de Zamora, que ha archivado ya cuatro de las seis denuncias que se cursaron, Inma Román cree que hay cabos de los que se podría tirar, «como el hecho de que coincida el nombre de un médico zamorano que asistió a varios de los partos de las madres que buscan ahora a sus hijos» con la certeza de que se los robaron. «La Fiscalía podía investigar más a fondo y ver si a partir de ahí se puede conseguir algún dato», agrega.

Y es que las circunstancias en las que desaparecieron los recién nacidos fueron prácticamente las mismas. Todos vivieron más de veinticuatro horas e incluso varios días, sin que nadie comunicara a las familias complicación alguna en el parto, mucho menos en la salud de los pequeños, que los padres y parientes recuerdan como niños y niñas normales. Ante la petición de ver los cadáveres o enterrarles, la respuesta de las monjas o los responsables del Hospital Provincial, el Virgen de la Concha o el Puesto de Socorro fueron las mismas: ellos se hacían cargo del entierro, para qué verles y pasar por ese mal trago.

Idéntico ha sido el resultado cuando han acudido al Cementerio Municipal de Zamora para comprobar si los bebés figuraban en el Registro correspondiente: ni rastro. Inma Román relaciona los casos y termina por apuntar otro hecho relevante: «Se nos ha dicho en algunos casos que se les habría quemado junto a otros restos del parto, como la placenta, que era una práctica habitual. Eso era ilegal», máxime sin el permiso de la familia.

La coordinadora de «SOS Bebés Robados» subraya que entonces «había una policía mortuoria, que se encargaba de recoger los cadáveres en los hospitales para llevarles al Cementerio y que les enterraran. Todo se debía hacer fatal». En este sentido considera que el fiscal jefe podría haber denunciado las irregularidades que hubo. Su caso es uno de los archivados por la Fiscalía zamorana, si bien ni ella ni su madre, Josefa Santos, se rinden. Recopilarán nueva documentación que les sirva para reabrir las pesquisas y tratar de localizar a las niñas nacidas en la propia casa familiar, en un parto sin ayuda, «yo las tuve en mis manos», recordaba Josefa en una entrevista a este diario. Su hijo de tres años fue por la Casa de Socorro, próxima a su hogar, para pedir ayuda y madre e hijas fueron trasladadas juntas al Hospital Virgen de la Concha de inmediato. Las dos niñas, «sonrosadas y con buen aspecto», como recordaba su madre, «lloraron con fuerza al nacer» y vivieron varios días. A la familia le dijeron que las recién nacidas «estaban bien, en la incubadora», pero «a los dos o tres días», sin dejar que las vieran, les comunican que habían muerto.