Con una original flor de plástico en la solapa, elaborada con material de desecho, Salvador Ramos del Nacimiento habla con pasión de la necesidad del reciclaje para la sociedad actual. Este alemán de ascendencia zamorana compartirá hoy por la tarde, a partir de las 17.30 horas en el Colegio Universitario, sus conocimientos sobre el mundo del reciclaje con todo aquel que se quiera acercar a aprender cómo reutilizar objetos cotidianos.

-¿Cómo surge la idea de inserta este taller de reciclaje en la sexta Feria de Artesanía y Manualidades?

-A través del contacto que establecí el año pasado con la organizadora de la feria, Carmela Martín. Además, también vi que algunas personas muestran aquí sus creaciones con material reciclado y me hizo mucha ilusión.

-¿Con qué elementos se va a trabajar?

-Hemos proyectado cinco actividades con corcho, tapaderas de tarros, papel, botellas de plástico y azulejos, con los que haremos salvamanteles, flores, farolillos, marcapáginas, estrellas de navidad o posavasos.

-¿Ha encontrado los voluntarios que solicitaba para el taller?

-Por supuesto. Y quiero expresar mi agradecimiento no solo a Carmela Martín por su interés y apoyo, sino también a los colaboradores que se han unido a este proyecto, como son Ana Santos, Teresa Fuentes, Beatriz Fulgado, Pedro Pascual y Estefanía Bravo, que han ofrecido su dedicación y tiempo.

-¿De dónde le viene esa afición por el reciclaje?

-Por un lado, desde muy joven me gusta ser creativo y dar otro uso y significado a los materiales que encuentro. Y por otro, en Alemania esta tradición está ya muy arraigada. Lo de unir reciclaje, creatividad y manualidades es un tema realmente alemán y tiene su origen en sus dos posguerras. No olvidemos que sufrió una destrucción masiva de ciudades y hogares con los bombardeos entre 1943 y 1945, además de millones de desplazados. Esa experiencia de pobreza y carencia marcó a las generaciones posteriores.

-¿Es este el mejor momento para aprender a reciclar?

-Creo que en los tiempos que corren no está de más reflexionar a todos los niveles sobre cómo podemos administrar mejor nuestros recursos. ¿Realmente es necesario gastarse mucho dinero para que los niños jueguen, aprendan y se diviertan? ¿Qué tal si nos fijamos en nuestros objetos de un solo uso y le buscamos otra utilidad? No solo daríamos un respiro a nuestros bolsillos, sino también al medio ambiente.

-¿Le falta todavía mucho camino por recorrer a España en este sentido?

-Creo que en España no se incentiva de forma efectiva el reciclaje, de tal manera que quien no recicla no sufre las consecuencias de su incivismo. Es conocido el dato de que en las ciudades españolas se recicla solo entre un 20 y un 30% de la materia prima proveniente de un solo uso. Por lo tanto, la mayoría del desecho que llega al vertedero o a la incineradora podría ser aprovechada, en vez de generar un número cada vez mayor de costes por cierres de vertederos, aperturas de otros o mantenimiento de incineradoras. Hasta el momento, ningún político se atreve a pasar este coste creciente a nuestro recibo de la basura o al fabricante. Y así se genera inútilmente una brecha entre los costes reales y lo que entra por las tasas, que no hace otra cosa más que llevarnos al crecimiento del endeudamiento municipal y estatal, lo cual no nos conviene en esta situación de crisis financiera.

-¿Habría que aprender del modelo alemán?

-En Alemania cada comunidad de vecinos tiene sus propios cubos de basura final y son multados si no cumplen unos requisitos. Esto, junto con el depósito para botellas de plástico, hacen que el coste de basura permanezca más o menos estable y pueda ser soportado por el ciudadano y la mancomunidad. Creo que este sistema es un ejemplo a seguir y mis talleres quieren aportar su granito de arena en concienciarse de los tesoros que esconden nuestros desechos.

Königstein (Alemania), 1963

De ascendencia zamorana, ya que sus padres eran naturales de Tábara. Salvador Ramos del Nacimiento vino al mundo en la ciudad alemana de Königstein, ya que su familia emigró allí en los años sesenta. Estudió las carreras de Teología Católica y Protestante y realizó uno de los cursos, en 1986, en la Universidad Pontificia de Salamanca. Tras estudiar también Filología Germana y encadenar varios trabajos, se trasladó a vivir a España en 2001 por motivos familiares y en la actualidad reside en la localidad barcelonesa de Viladecans, donde compagina su trabajo como profesor de alemán para empresas con su pasión por el reciclaje, que comparte impartiendo diversos talleres.