El último trimestre de 2011 ha supuesto el despegue de la última parte de los trabajos del plan «Zamora Románica», el programa de restauraciones que la Junta de Castilla y León ha financiado con algo más de seis millones de euros y que finalizará en octubre del presente año, justo cuando la Administración regional cierre el presente ejercicio. A las obras que están ya en ejecución su sumarán pronto las actuaciones ya definidas en las iglesias medievales de San Claudio de Olivares y Santiago el Viejo. Tres nuevas, cuyas intervenciones están aún por determinar, se sumarán a la nómina de actuaciones. Así, los futuros proyectos de San Ildefonso, El Carmen y San Juan echarán el telón a la puesta en valor del patrimonio románico zamorano.

Ya previstos, pronto comenzarán los trabajos en el entorno de San Claudio y también se conocerá con detalle el proyecto que actualmente se redacta para mejorar el acceso a Santiago el Viejo, que recibirá algún tipo de iluminación. El pequeño edificio en el que fue armado caballero Rodrigo Díaz de Vivar cuenta con un emplazamiento complicado -lejos del casco histórico- aunque recibe numerosas visitas de zamoranos que realizan el paseo completo desde el barrio de Olivares.

Como novedad, varios especialistas realizan actualmente los análisis de las portadas de San Claudio y San Vicente -especialmente deterioradas- con el fin de facilitar el mejor sistema de restauración, dado que estas intervenciones también están incluidas en la nómina de «Zamora Románica». Según los técnicos, se trata de un estudio para conocer el «estado de conservación» de dos portadas con una notable riqueza ornamental.

Junto a las dos iglesias con trabajos confirmados y a las tres mencionadas que pronto contarán con proyectos concretos, hay que citar los templos que ahora se encuentran en obras. Especialmente amplio es el trabajo que se lleva a cabo en Santa María la Nueva, donde coinciden hasta tres intervenciones. A la excavación arqueológica que se realiza en el suelo interior del templo se une la limpieza de los muros del edificio y la torre y la conservación de la armadura policromada que se encontró en la primera fase, con la sustitución de la cubierta.

Mientras, en San Esteban continúa en pie el andamiaje que permite realizar visitas guiadas por la cubierta de la cabecera y los ábsides, si bien las obras están en su tramo final. En San Cipriano se lleva a cabo una ambiciosa intervención, con una excavación exterior incluida, al objeto de evitar humedades interiores, mejorar el aspecto de los muros y habilitar los aledaños y el mirador para el acceso a personas con movilidad reducida. Por su parte, San Vicente sumará al tratamiento de la portada la mejora de la torre, una de las de mayor altura de toda la ciudad.

Completan los trabajos actuales, dos actuaciones de carácter singular. De un lado, la recuperación del altar mayor de la iglesia de San Antolín, con el fin de recuperar el esplendor perdido de una obra notable que se encontraba en franco deterioro. Por otro, la segunda fase de la restauración de la capilla de la Soledad, en la iglesia de Santa Lucía, y que el Museo de Zamora destina a almacén de piezas de arte, toda vez que este templo es uno de los pocos románicos que están cerrados al culto hoy por hoy. A estas operaciones se sumarán otras de menor rango. Es decir, los remates oportunos y obras de menor envergadura que contribuyan a cerrar el círculo de las restauraciones en la ciudad.

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