José María Sadia

Ante la crisis y la falta de recursos, imaginación y... trabajo. Ésta es la receta que han elegido los miembros de la Cofradía de la Santa Vera Cruz para sacar adelante uno de los proyectos más ambiciosos para los próximos años. Desde el pasado mes de septiembre, una veintena de directivos y hermano cambian la túnica por el mono de trabajo en sus ratos libres y construyen la nueva casa de hermandad, que pretende recuperar el espíritu semanasantero de la original, la capilla de San Miguel adosada a San Juan de Puerta Nueva que fue derruida en el año 1965.

El proyecto no es nuevo ni «nada inventado». Hasta aquella lejana década de los sesenta, los hermanos de la Vera Cruz iniciaban la Pasión semanas antes del Jueves Santo. Trasladaban las imágenes hasta la capilla y allí les rendían culto, se reunían y se preparaban para el gran día. Cuando la iglesia de San Juan quedó exenta, aquel espíritu de San Miguel se perdió y hoy la cofradía intenta recuperarlo.

En septiembre, la compra del local en la ronda de Santa María -tras el Museo de Semana Santa- abrió las puertas al proyecto, aunque la Vera Cruz carecía de dinero para realizar la pertinente reforma en una casa antigua de una sola planta. «Les trasladé a los hermanos que la única solución era que hiciésemos los trabajos nosotros mismos y no sólo aceptaron, sino que reaccionaron con alegría», explica Chano Lorenzo, presidente de la cofradía.

Desde entonces, unos veinte hermanos, directivos incluidos, aprovechan los ratos libres durante la semana para acudir a la futura casa de hermandad y levantar los muros, instalar los suministros o acondicionar las dependencias. «Como a diario tenemos poco tiempo, es el sábado y los días festivos cuando nos juntamos un mayor número de hermanos», detalla Lorenzo, orgulloso por la iniciativa refrendada por la cofradía. Y aunque la Navidad podría haber disuadido los ánimos de arrimar el hombro durante las fiestas, los cofrades también han acudido en fechas tan señaladas como la pasada Nochebuena.

La iniciativa parece la mejor idea para reconstruir el espíritu perdido. Al menos es lo que se deduce del «cariño» con el que los implicados están emprendiendo esta otra obra, tan poco habitual en una hermandad. «En los últimos años, los preparativos se han llevado a cabo en Santa María la Nueva, donde teníamos depositados los enseres y donde, cada mañana del Jueves Santo, entregábamos los cordones para desfilar», detalla el presidente de la Vera Cruz. Las obras de la iglesia románica también han impedido este hábito en los últimos dos años. Aunque poco a poco, ya se vislumbra el aspecto de las futuras instalaciones que centralizarán la vida de la cofradía decana de la ciudad.

«Estará abierto en Semana Santa y también en momentos puntuales durante el año, cuando veamos que los hermanos tienen interés», anuncia Chano Lorenzo. La nueva casa de hermandad contará con dependencias como una biblioteca, en la que «tendremos volúmenes de sobre la cofradía, pero también sobre distintos aspectos de la Semana Santa». También habrá una sala de proyecciones con una pantalla y un equipo de sonido en el que recrear las notas de la Pasión.

A tres meses para la próxima Semana Santa, los hermanos de la Vera Cruz ya preparan el Jueves Santo. Es lo precisamente ocurría hasta 1965, cuando muchos de ellos se reunían ante el Nazareno en San Juan para dedicarle una oración.