Una de las joyas del Museo Catedralicio la escultura «Virgen con el Niño y San Juanito», efectuada en mármol por Bartolomé Ordóñez, puede contemplarse en mejores condiciones gracias a la restauración auspiciada por el Cabildo de la Catedral.

La intervención ha seguido el habitual el proceso. Tras la autorización de la comisión territorial de Patrimonio se realizaron unas pruebas previas a la restauración, aunque no arrojaron «mucha luz respecto a las policromías porque la toma de muestras es muy complicada al tratarse de un soporte muy duro», concretó la restauradora, Patricia Ganado. Sin embargo, los estudios revelaron que la pieza tiene «una aplicación oleaginosa que se aplicó posteriormente, lo que nos ha dado una pista para realizar la limpieza», puntualizó la experta, mientras que el director del taller diocesano de restauración, Bernardo Medina, profundizó: «Tenía un tipo de barniz aceitoso que ya formaba parte de la policromía y que estaba fundido, por lo que no se podía limpiar excesivamente».

La existencia de esta capa obligó a que la mejora fuera muy respetuosa para mantener el equilibrio entre la piel y la pátina. «La policromía tiene pigmentos tan suaves que una intervención muy profunda los puedes suprimir», enfatizó el responsable del taller de restauración de la Diócesis.

Durante el mes que ha durado la actuación, la restauradora, el departamento de inorgánico del Centro de Restauración y Conservación de Simancas, en Valladolid, y el director del taller diocesano de restauración han efectuado «un continuo seguimiento de la limpieza» y de la ejecución del acabado.

En el grupo Bartolomé Ordoñez «juega con la carnación, que es la misma piedra, mediante veladuras». La pieza presenta «un poco de oro» e «incluso en algunos puntos tiene micras de algo metálico, quizá mica, en el propio mármol», describió Bernardo Medina.

La limpieza, que ha costado alrededor de 1.500 euros sufragados en su totalidad por el Cabildo, se ha centrado especialmente en zonas ennegrecidas de la parte baja del grupo, tanto en los pies de la Virgen, de San Juanito y el querubín, donde más se apreciaba la suciedad, y en unos repintes en las ondulaciones del pelo de la Virgen y en las cejas de la misma figura. Además, la restauradora, que ya efectuó la mejora del Cristo de las Injurias, explicó que en la zona inferior «había mucha cera, posiblemente de la época en que estuvo expuesta al culto» y aseguró que «únicamente se ha llevado a cabo una limpieza, no hemos realizado reposiciones de falta de soporte».

La escultura de Bartolomé Ordóñez contaría con «unos colores muy vivos, pero no hemos podido darle ese esplendor porque estaba muy degradada, pero los pigmentos verdes que conserva serían muy fuertes al igual que los rosas muy fuertes», opina la restauradora.

La pieza de mármol de Carrara policromado representa a la Virgen que lleva en el brazo izquierdo a su hijo desnudo que porta en la mano derecha unas cerezas. A la derecha de María se encuentra San Juan Bautista, niño, vestido con pieles, que sostiene un aguilucho sujeto por el Niño Jesús con un cordel. En base se encuentra un querubín alado y muy sonriente.

El deán de la Catedral, Juan González, destacó durante la presentación de la pieza, el valor religioso del conjunto. «Me emociona ver al Niño Jesús medio enfadado porque San Juanito le ha quitado el pájaro, lo que me trae a la memoria la frase del Evangelio "si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos"». «Llama a la reflexión de cómo acercarse a Dios y nada mejor que siendo niño».