Los agentes del Seprona fueron directamente al puesto de productos cárnicos del Mercado de Abastos, en el que se venden pollos y corderos durante todo el año, y liebres y conejos de monte en época de caza, cuyo titular responde a las iniciales de M.C, según industriales consultados por este diario, atónitos ante el despliegue policial habido la mañana del miércoles pasado en busca de partidas ilegales de esos artículos.

Tras incautarse de «canales de carne y piezas de caza que habían sido sacrificadas ilegalmente o estaban siendo comercializadas sin ningún tipo de control sanitario», según la escueta e imprecisa nota difundida por la Comandancia de la Guardia Civil -que no pudo ser ampliada con la Subdelegación del Gobierno, a pesar de los intentos de este diario-, en el registro del domicilio de ese industrial se hallaría «un matadero ilegal». En tales instalaciones clandestinas «fue intervenido, además, numeroso material que servía para falsificar la procedencia legal de estos productos», para dar apariencia de legalidad a las piezas que comprarían vivas y directamente a ganaderos y cazadores para su posterior sacrificio en esas dependencias, apuntan otras fuentes consultadas por este diario.

Allí fue donde fueron «decomisadas unas 300 piezas de carne, tanto de animales de abasto como procedentes de la caza, todas ellas listas para su venta». Estos productos cárnicos estaban «almacenados junto con restos de vísceras y otro tipo de despojos», que aparecen en las fotografías facilitadas por la Comandancia de Zamora. Los funcionarios que investigan la actividad ilegal se incautaron en la vivienda de «una importante cantidad de dinero y diversa documentación», concretan los responsables de la investigación policial.

Los agentes procedieron a registrar otros puestos, alguno por indicación del titular del único negocio que fue precintado al término de esta operación policial, quien señaló al menos a un par de compañeros que le habrían vendido carne, apuntan las mismas fuentes. Al margen de esos dos establecimientos, en los que todo parece indicar que no había rastro de actividad ilegal, los agentes efectuaron «diferentes inspecciones en varios establecimientos cárnicos» del tradicional centro comercial, señaló la nota de la Comandancia.

Simultáneamente a esta operación, integrantes del Seprona procederían a efectuar otros dos registros, «uno de ellos en un domicilio en el que se localizó un matadero ilegal», apunta la Benemérita, «cuyo propietario, regenta junto con su familia un puesto en el Mercado de Abastos». Según todos los indicios la Guardia Civil se refiere al que posee el industrial M.C., muy popular entre los clientes del recinto comercial.

El Seprona sostiene que en ese matadero, anejo a la vivienda de la familia, se «sacrificaban ilegalmente distintas especies de animales, poniéndolos a la venta en su establecimiento sin ningún tipo de control sanitario».