La familia de Eduardo Barrón aprovechó la visita de la consejera de Cultura, Alicia García, al Museo Etnográfico para pedir la colaboración de la Junta de Castilla y León en el homenaje que promueve para conmemorar el centenario del fallecimiento del escultor, el 23 de noviembre de 1911. La nueva titular del área acordó con uno de los herederos el «estreno» de la pieza más significativa del artista, «Nerón y Séneca», el próximo mes de noviembre como parte de una expedición a la capital en la que abordará futuros programas de promoción del Románico.

Es preciso recordar que la obra se encuentra en el Museo de Zamora, uno de los centros que gestiona la propia consejería de Cultura. El pasado día 19, la escultura desembarcaba en la capital procedente del Museo del Prado, donde ha sido sometida a una exhaustiva restauración durante dos años. Aunque los visitantes pudieron ver la pieza desde entonces, la familia reclama un acto de presentación que sirva de homenaje al propio artista de Moraleja del Vino.

Precisamente, la familia de Eduardo Barrón ha felicitado a los responsables del Museo de Zamora por la ubicación de «Nerón y Séneca» en la sala romana, junto a los mosaicos de Santa Cristina de la Polvorosa. «La ubicación es maravillosa, no tiene comparación con sus anteriores emplazamientos, aunque tengo que reconocer que la del Museo del Prado ya era magnífica», reconoce Evaristo Muñoz, uno de los nietos que estuvo ayer en la capital junto con Alejandro Beláustegui, sobrino nieto de Barrón que redacta en la actualidad una biografía completa del escultor.

Tras los primeros días de exposición, Muñoz valora «la acogida del pueblo», que ha sido «muy positiva» después de la «gran expectativa» que el traslado de la escultura había creado entre los zamoranos. «Me consta que las visitas al Museo de Zamora han crecido mucho en estos días porque había muchas personas que querían ver de cerca esta pieza magnífica».

De esta forma, la familia consigue «implicar» a las administraciones en una serie de actos que preparan para homenajear «a nuestro abuelo», después de que el propio hijo de Barrón luchara buena parte de su vida para dignificar la labor del escultor y conservador del Museo del Prado.

En este camino para divulgar la figura de Barrón, la familia reconoce las trabas y problemas que han debido superar, si bien también enfatizan la «labor de muchas personas que han querido sumarse al homenaje de nuestro abuelo», explica Evaristo Muñoz. Los esfuerzos merecen la pena porque, como dice el propio Muñoz, «si Eduardo Barrón nos viera desde el cielo estaría orgulloso de lo que estamos haciendo por él».

En este sentido, es preciso recordar la publicación de una biografía titulada «Un escultor olvidado» o la fundición de «Nerón y Séneca» en bronce, un proyecto que asumió el Ayuntamiento de Córdoba, ciudad que alberga la única copia del original en yeso que estos días luce imponente en una de las salas principales del Museo de Zamora. Hasta allí se acercaron la mañana de ayer tanto Muñoz como Belaustegui en compañía del escultor zamorano Ricardo Flecha.