Cuba, Haití, Bolivia, Argentina e incluso la población murciana de Lorca, a donde se desplazó a los pocos días del seísmo, han sido algunos de los destinos a los que ha viajado de manera solidaria el mago zamorano Miguelillo. La propuesta de una productora de Valladolid, E2E4 Media, de filmar un documental en uno de los campos de refugiados del Sáhara Occidental ha sido el último de los periplos con fin social que ha efectuado el joven. «Las condiciones en las que viven y el deseo de toda la gente de una independencia me han impactado», testimonia el artista que ha permanecido una semana en el campamento de refugiados de Auserd, donde se alojó «con una familia encantadora».

Antes de llegar a su destino el grupo fue escoltado «desde el aeropuerto hasta el límite de Argelia por militares de ese país y posteriormente por integrantes del Frente Polisario porque existe miedo tras el secuestro de los cooperantes españoles». «Fue un desplazamiento a las 3 de la mañana por el desierto a más de 130 por hora», reconoce el zamorano que el primer día de su estancia participó en la Fiesta del Cordero. «Al levantarnos vimos a un gran número de árabes orando». «Fue un día increíble, puesto que las familias sacrifican un cordero. Todos iban vestidos con los trajes típicos Sáhara, con atuendos blancos y dorados, y estaban muy alegres», rememora el ilusionista que ha actuado en las calles, en cinco colegios, tanto durante el período lectivo como a la salida de las aulas, y en un hospital, donde entregaron unos botiquines facilitados por Recoletas, puntos donde ha realizado números muy diversos. «Los niños no tienen nada. Juegan con piedras durante horas, por lo que cualquier propuesta les gusta», comenta.

Entre los aspectos que más le han marcado Miguelillo cita: «Le pregunté al director del hospital que qué les hacía falta y me aseguro que la independencia» y relata que «un día paseando me encontré con una señora que, en un castellano más o menos entendible, me preguntó que de dónde era y le dije que de la ciudad de Zamora y me dijo que ella conocía a Rosa Valdeón». «¡No me lo podía creer!», añade todavía sorprendido el profesional del humor.

La crisis que sufre España «la están empezando a experimentar», pero, por lo que el zamorano ha podido comprobar en primera persona, «más daño les está provocando el secuestro de los cooperantes el pasado 22 de octubre, ya que mucha gente ha anulado sus viajes, pese a que protegen a los extranjeros, que tenemos que informar de todos nuestros movimientos». No obstante, atestigua que sintió cierto temor antes de coger el avión de retorno. «Estábamos todos los pasajeros reunidos en Rabuni y de repente los coches del Frente Polisario salieron a toda velocidad hacia el desierto porque había visto una luz sospechosa. Fue por precaución». «Con la familia me he sentido completamente seguro y muy protegido».

«Es sin duda el viaje que más me ha marcado por la humanidad de la gente que te entrega lo poco que tienen. Te lo dan todo sin pedir nada».