«Es una tragedia», «una desgracia», «es muy fuerte lo que ha pasado, el pueblo está muy afectado». El dolor, el luto teñía ayer las calles de Monfarracinos, municipio natal del padre de la joven de 29 años fallecida en una clínica privada la madrugada del miércoles, tras dar a luz a una niña. Los vecinos de esta localidad, que acudieron ayer en pleno a la misa de funeral y al entierro, en ese municipio, apenas querían comentar el suceso que, sin embargo, admitían que ha despertado su interés y su solidaridad con los padres de la joven zamorana, hija única y madre de otro niño de seis años.

La funesta noticia se conoció en el pueblo la misma mañana del miércoles, corrió como la pólvora, como «es lógico» en los sitios pequeños, donde todos se conocen. A las pocas horas de producirse el óbito hacia las 3.30 horas de la madrugada, el suceso comenzaba a correr de boca en boca y la sorpresa daba paso inmediato a la consternación por una muerte tan inesperada que investiga ya el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de la capital, al no haber ningún médico que haya certificado la muerte de la paciente. Ni su esposo ni sus padres se habían personado ayer en la causa ni presentado ninguna denuncia por posible negligencia, según fuentes judiciales, como se rumoreaba en la ciudad, si bien la familia ya ha solicitado el historial al centro médico.

«La familia está destrozada», comentaba una mujer que la noche anterior había acudido al tanatorio de Zamora para acompañar a unos padres que acababan de perder a su única hija. La joven «era muy conocida en el pueblo y la gente está muy afectada por lo ocurrido», apuntaba una vecina de Monfarracinos, «la iglesia estaba llena», «sobre todo por la edad», agrega otra mujer. También en la capital zamorana era conocida, donde fue empleada de una popular y céntrica peluquería, así como de una tienda de ropa. Y muy querida a juzgar por la gran cantidad de coronas, centros y ramos de flores que coronaban el coche fúnebre.

La muerte de la joven, cuyas causas tendrá que determinar la autopsia practicada ya por los forenses de Zamora, pero que inicialmente se atribuye a lo que se denomina atonía uterina (que provoca una fuerte hemorragia que puede conducir el fallecimiento de la madre tras el parto), no ha dejado indiferente a la opinión pública, que se pregunta si «¿es posible que pueda suceder algo así?» cuando la medicina se ha desarrollado tanto, «no es habitual», remachaba una vecina de Monfarracinos. Un razonamiento que tiene su respuesta científica en que «sigue siendo una de las principales complicaciones en los partos, aunque hoy en día es poco frecuente porque se ha avanzado mucho, pero existen casos y es inevitable que ocurra», explicaba un médico especialista a este diario. Aunque es más común en partos gemelares, también puede darse la atonía uterina en los simples.

En el caso de la joven zamorana fallecida, su ginecóloga privada, ayudada de otra colega, le llegó a extirpar el útero, práctica que persigue detener la hemorragia y evitar la muerte de la mujer que acaba de dar a luz y sufre la atonía. La intervención se produjo entre las 24.30 y las 3.30, hora aproximada en la que se produjo el fallecimiento, de acuerdo con las fuentes próximas al equipo médico que la atendió.

Cuando concluye la operación, la médico «se reúne con la familia para informar de que todo ha salido bien». Sin embargo, al regresar al quirófano, la joven había entrado en parada cardíaca. Los esfuerzos del personal sanitario lograron reanimar a la paciente. Incluso la UVI móvil que se había solicitado para trasladarla al Hospital Virgen de la Concha estaba esperando ya para introducirla en la ambulancia. En el momento en que se disponían a hacerlo, la finada sufrió la segunda parada cardíaca que provocó su óbito, indican las mismas fuentes. La mala noticia provocó, como es compresible, una airada reacción de la familia que requirió la intervención policial. La recién nacida permanece ingresada en el Virgen de la Concha en observación.