La escultura de Viriato, situada en la plaza homónima, no es la única pieza efectuada por Eduardo Barrón presente en la ciudad. A pocos metros del lusitano se ubica la puerta del palacio de la antigua Diputación. En ella el artista de Moraleja del Vino, de cuya muerte de cumple el día 23 un siglo, realizó los medallones en las enjutas del arco y un fino grutesco, donde ha dejado sus iniciales, y el escudo que corona el edificio. Estos adornos los efectúo el año 1881 como agradecimiento por la beca recibida de la administración provincial para que estudiara en Madrid. Posteriormente la Institución le respaldaría económicamente para que completara su formación en Roma, donde acudió a la Academia España de Bellas Artes. Allí gestó la pieza del pastor-guerrero.

Pasado el Puente de Piedra se localiza una placa a Federico Requejo y Avedillo, cuya ayuda fue esencial para que la estatua de Viriato, efectuada en la ciudad del Tíber para presentarla en la Exposición Nacional de 1883 donde obtuvo la Medalla de Plata, se exhibiera en una de las plazas de Zamora. La Diputación Provincial alberga el busto en mármol del obispo zamorano Tomás Belesta y Cambeses, rector de la Universidad de Salamanca y mitrado de Zamora de 1881 a 1892. Otro retrato, el de Félix de Galarza y Díez Olaso, lo efectuó en yeso en 1885, se encuentra en manos privadas, indica el catálogo «Eduardo Barrón Escultor.1851-1911», editado por el Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo con motivo de una muestra sobre el artista en la Casa de la Cultura.

«Adán después del pecado», en el que el primer hombre aparece con semblante pesaroso tras el primer pecado, nació como ejercicio en la Academia de Roma. El original, en escayola con pátina negra, está expuesto en el Museo de la Real Academia de Bellas Arte de San Fernando en Madrid, aunque también existe otro bronce perteneciente a la colección de Caja España. La pieza, que supera los dos metros de altura, se expone ahora en la muestra de arte sacro Passio en la sede de Medina de Campo.

En uno de sus viajes a Zamora para asistir a la inauguración del monumento a Colón, que efectuó para Salamanca una vez instalado en Madrid, donde trabaja como conservador del Museo del Prado, Barrón recibe el encargo de hacer un escudo heráldico para Tomasa García de Bujanda y Espada. En esta pieza, que nunca se situó en casa de la promotora y que ahora se encuentra en el Museo de Zamora, el artista «no se atuvo a las leyes heráldicas e hizo gala de una imaginación en consonancia con el carácter extravagante de la señora».

El centro artístico provincial exhibe un boceto de Viriato realizado con pátina oscura fechado en 1883, en la sala de Zamora, mientras que en la dependencia VIII el visitante puede contemplar tres elementos cedidos por la familia el artista. «La tentación a un santo», realizada en 1898 en yeso sobre pátina, representa de modo fantástico la seducción del diablo a un santo, el «Tríptico de metales de Santa Benigna». El conjunto, en hierro sobre dos arcas forradas en latón, decoradas con motivo repujados y sujetas a unas puertas, es un recuerdo a la madre de su esposa, Benigna López, de ahí que en la parte central aparezca la advocación. Con este elemento Barrón se alzó con la medalla de Plata, no hubo oro, de la Exposición Nacional de Artes Decorativas de 1904. A su lado se encuentra una reducción de «La educación de Nerón», cuya Minerva carece de cabeza. Ya en sala central del Museo se contempla, desde hace unos meses, el original de «Nerón y Séneca» esculpido en escayola policromada.

El Museo de Zamora cuenta, gracias a varias donaciones de la familia, la más importante realizada en 2004, con «Mater amabilis», un boceto del medallón colocado en el panteón de los Groizard en el cementerio madrileño de San Isidro, con un modelo en yeso del «Mural a los médicos militares muertos en campaña», de 1910, con un Relieve con la cabeza de Santa Eulalia y la leyenda Fides Vincit en bronce, y un medallón con la misma temática en escayola. A este respecto, el hijo de escultor zamorano en su libro «Eduardo Barrón. Un escultor desconocido» cita: «Mi padre modeló muchas veces para hacer regalos a parientes y amigos una cabeza de Santa Eulalia con el emblema Fides Vincit (?)».

El legado lo completa un bargueño, realizado con elementos cotidianos, así como numerosas obras pictóricas. Entre los cuadros figuran un autorretrato con uniforme de gala, un retrato de Barrón de joven, que le hizo su amigo Vicente Palmaroli, y otro pintado por José Villegas, inconcluso por la repentina muerte del escultor zamorano, a lo que se suman creaciones del artista de Moraleja del Vino como «Descubrimiento de la muerte de Santa Engracia», pintado al adquirir la dehesa del mismo nombre en Carbajales de Alba, una Piedad, hecha sobre 1904, o una Inmaculada, que Barrón pintó antes de casarse.

Además, el conservador del Museo del Prado efectuó, al menos, dos bocetos para un monumento a Arias Gonzalo en 1902, ante la falta de avance de los trámites para que la pieza de Viriato se instalara en la ciudad, hecho que tuvo lugar dos años más tarde.