Las administraciones y los aficionados a las setas comparten que el gran objetivo de la nueva regulación consiste en limitar el acceso a los montes, racionalizar la recogida y favorecer la producción a través de las empresas locales. De hecho, la Diputación asegura que la nueva ley supone «un paso muy importante» para evitar el acceso de furtivos a los campos como en temporadas anteriores, una realidad que hay puesto en riesgo la producción de años venideros. Aunque está de acuerdo en la filosofía, la Asociación Micológica Zamorana estima que el proyecto Myas RC -que impulsan la Junta y la institución provincial- «no ha sido integrador», «sólo ha favorecido a las empresas locales» y puede plantear «conflictos» en el acceso al campo por parte de los aficionados.

Todas son opiniones vertidas en el estreno de la exposición anual que organiza la Asociación Micológica, y en la que se ha dejado notar la prolongada sequía, con una menor variedad de especies. Pese a problemas puntuales, la Diputación convino en recordar que el proyecto Myas RC «es muy interesante» porque «resulta necesario marcar los territorios y contar con zonas controladas para garantizar la producción». Son palabras del vicepresidente José María Barrios, quien reiteró que la normativa «es un paso muy importante para controlar mejor las cuadrillas de furtivos, que son los que arrasan con todo y los que hacen que en los años siguientes no haya producción».

Pese a la confianza en el proyecto regional, Barrios reconoció que «todo el monte no se va a poder controlar» y el problema «no queda completamente solucionado» porque «furtivos siempre va a haber». Además, el vicepresidente dela Diputación añadió que la regulación «puede resultar extraña» para los vecinos, acostumbrados a acudir a sus montes sin ningún control y que ahora se encuentran con «una nueva regulación e incluso tasas».

Por su parte, el presidente de la Asociación Micólogica, José Luis Gutiérrez, manifestó el acuerdo del colectivo con que «se generen más ingresos en el medio rural» y que «los vecinos puedan mejorar su vida». En cambio, la legislación posibilita que haya «municipios que están intentando que nadie se acerque a sus montes para coger setas», una situación que pone cortapisas a los aficionados al mundo de la micología, como los que integran las propias asociaciones de la provincia. «Distinguiría entre personas que van a lucrarse y las que vamos a dar una vuelta por el campo», asevera Gutiérrez.

En estos mismos términos se expresó la asociación, constituida por más de 300 socios, que han pedido a los responsables de Myas RC la creación de un abono anual para acceder al conjunto de la provincia, siguiendo los pasos de Soria. Según explica Pablo Prieto, vocal del colectivo micológico, «cada vez que salimos al campo, tenemos que pagar diez euros por día, con un límite de recogida de tres kilos con el que sí estamos de acuerdo». Prieto estima que éste es uno de los defectos del proyecto, en una provincia «despoblada», en la que «se pueden hacer compatibles todos los intereses».

Así, la Asociación Micológica habla de un «conflicto» entre «las personas que vamos a pasar un día al campo sin intención de lucrarnos» y los «intereses localistas», que a juicio del colectivo, «son los que han primado». Con la regulación, los aficionados ya se han encontrado en el monte con los guardas micológicos formados en los dos últimos años por las administraciones para localizar personas sin el permiso pertinente o con una cantidad excesiva de setas, que se enfrentarán a la pertinente multa.

Aún así, la normativa establece un carné de acceso gratuito para científicos, aunque aquí el interesado «debe demostrar a la administración sus méritos en la investigación de las setas, acreditando la autoría de publicaciones, cursos o conferencias sobre las especies locales», añade Pablo Prieto, quien espera una «reacción» por parte de los responsables del proyecto.