La mitad de las recetas que actualmente se prescriben en la provincia se hacen por principio activo, lo que sitúa a Zamora en el tramo alto de esta estadística en Castilla y León. Así lo afirma el vocal de la Oficina de Farmacia en Zamora, Juan Prieto Corpas, quien participó ayer por la tarde en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA junto a la inspectora de Farmacia Marta Lorenzo Pando, en una mesa redonda donde se debatió sobre este tipo de prescripciones.

Aunque el Gobierno central impuso por decreto ley la prescripción por principio activo este pasado mes de agosto, en Castilla y León se lleva realizando esta práctica desde marzo de 2006, tras la firma de un convenio con los colegios oficiales de farmacéuticos de la comunidad. «Por aquel entonces, este tipo de recetas rondaba solo en 15% y ahora Zamora alcanza el 50%», relata Prieto. Tan solo Valladolid sube la media con un 65% «porque allí se han implicado ya muchos centros de salud, los médicos tienen desarrollado este sistema de manera informatizada y además se está comenzando a implantar en los hospitales, por lo que tienen todo ese terreno ganado por delante de nosotros», argumenta.

Tras cinco años de experiencia en la comunidad, Prieto corrobora que el ahorro que se logra es importante. «Tan solo entre marzo de 2006 y abril de 2008 se ahorraron 133 millones de euros», confirma. Esta cifra podría superar los setenta millones anuales en la actualidad, teniendo en cuenta que «los datos de esos años se lograron con un índice de prescripción muy por debajo de los vigentes y además, desde 2008, los precios de los medicamentos han bajado muchísimo, por lo que el ahorro será visiblemente superior», analiza el vocal de la Oficina de Farmacia.

Por otra parte, dentro del concierto mencionado, también se urgía a la colaboración con todo el equipo sanitario para hacer la dispensación siguiendo el tratamiento que habitualmente sigue el paciente «Una de las polémicas a este respecto es que el cambio de caja o de color de la pastilla pueda incurrir en confusión para el enfermo», reconoce Prieto. A este respecto, la solución, si la legislación no permite realizar recetas de fármacos con una marca determinada, «está en ponerse de acuerdo con los médicos y los pacientes para que los farmacéuticos, como profesionales del medicamento, estemos preparados para explicar a una persona que ese fármaco le va a resultar igual, a pesar de ser distinto en apariencia».