Su padre, natural de Triufé, fue responsable de la Colonia zamorana de Cuba y ella está muy ligada a una institución que le acerca a Zamora. Aún así, no se atreve a comparar la situación de la provincia con la de su país de nacimiento.

-¿En qué se traduce el apoyo de la Diputación a los emigrantes?

-La institución nos ayuda a conocer nuestra tierra o la de los padres, pero también enviándonos ropa. Nuestra situación es muy difícil porque todo el mundo está en crisis, pero Cuba lleva así cincuenta años. Muchos zamoranos allá dicen: «Yo me visto con la ropa de Zamora». El apoyo financiero de la Diputación nos permite hacer, como mínimo, una actividad cultural al mes, en la que hablamos de algo de la provincia.

-¿Cuál es su historia?

-Yo soy cubana, pero mi padre era zamorano. Se fue a Cuba en 1917 y con 97 años, en 1995, logró volver a Zamora. Seis meses después cumplió con su último deseo cumplido.

-Usted es cubana y española, ¿cuánto tiene de zamorana?

-Como mínimo, la mitad, gracias a mi vinculación con la Colonia zamorana en Cuba.

-Ustedes conocen la diferencia entre su país y España, ¿tienen derecho los españoles a clamar por la crisis?

-La situación no es comparable. Cuba sólo podría competir en educación y en medicina, pero carecemos de medios. El nivel de vida es muy inferior y son muchas las necesidades, pero no me puedo plantear si los españoles pueden protestar o no. Siempre hay igualdades e incorformidades.