Doña Julita Carretero celebró el martes un aniversario de récord para la gente de su generación. Nada más y nada menos que 105 velas fueron las que acompañaron su tarta de cumpleaños en una fiesta celebrada en la residencia. Hermanos, sobrinos, amigos y personal de la residencia conmemoraron esta cita junto a la gran protagonista con una merienda por todo lo alto en el mismo patio del lugar.

Son ya 17 años los que Julita lleva alojada en San Gergorio, por lo que desde la propia institución quisieron ser ellos mismos los encargados de esta fiesta. De esta manera, invitaron a todos los allegados para pasar el día con su centenaria familiar. Una merienda con todo lo necesario, un gran cesto de flores y a todos sus seres queridos fue lo que la anciana se encontró nada más salir al patio de la residencia, ante lo cual se mostró visiblemente emocionada. Aunque eso no fue todo, ya que en medio de la celebración apareció el Grupo de Danzas de San Lázaro para ofrecer un espectáculo de bailes regionales en homenaje a la cumpleañera.

Julita nació un 16 de agosto de 1906 en Zamora, donde ha vivido toda su vida. Creció en la capital, siendo la mayor de cinco hermanos, pero fue la única de la familia que no contrajo matrimonio, por lo que dedicó su vida a las tareas del hogar y a ayudar a sus padres. Fue en una casa de la calle de San Torcuato, frente al Colegio de la Milagrosa, donde residió gran parte de su centenaria vida. De igual manera trabajaba como ama de casa, que ayudaba a su madre en una de las primeras peluquerías que abrieron en Zamora. También hizo sus pinitos en una aseguradora de la capital.

Siempre ligada a su familia, cuando fallecieron sus padres se fue a vivir con una de sus hermanas y sus sobrinas. A día de hoy, Julita tiene familiares en Zamora, Coruña, Vigo, Barcelona, Salamanca, Madrid, Sahagún e incluso en Argentina, donde emigró uno de sus hermanos. De hecho, alguno de sus sobrinos del otro lado del charco ha podido regresar a la tierra mediante la Operación Añoranza. Y aunque no pudieron acudir todos de los cerca de treinta que son, sí que se han encargado de hacerle llegar su cariño y sus felicitaciones, según asegura Maribel, una de sus sobrinas.

A pesar de la insistencia de quienes le rodean para que desvele el secreto de su longevidad, Julita no cree que exista nada en especial. Aunque eso sí, se niega en rotundo a tomar medicamentos y solo lo hace si es estrictamente necesario. Y con las credenciales que muestra a sus 105 años llena de vitalidad, a ver qué médico se atreve a llevarle la contraria.