«He venido a este campamento porque me gustan las manualidades, curiosear las cosas y meterme en aventuras». Con este ánimo, Alicia Pérez, de 11 años, comenzó el taller «Vivir en un castillo. Construyendo tu Castillo» que pretende que niños entre 7 y 13 años descubran cómo era la vida cotidiana en la Edad Media.

Las actividades que se desarrollan estos días son lúdicas y didácticas y, entre ellas, destaca una visita que los niños hicieron para conocer los castillos de Zamora y de Braganza, en Portugal, su historia y el entorno que los rodean. De esta manera, los pequeños hicieron una excursión, el viernes pasado, a la ciudad lusa para conocer la construcción de la fortaleza y poder imaginarse cómo serían los nobles que la habitaban.

También acudieron al parque natural de Albufeira do Azibo para «descansar y merendar con los amigos. Algunos nos bañamos en el río y nos lo pasamos muy bien», asegura Alex Zurdo, uno de los participantes. Con esta salida y con la que hicieron al Castillo de Zamora, los pequeños tomaron ideas de cómo querían que fuera el castillo que ellos mismos tenían que construir. Y es que la actividad de ayer consistía en elaborar una maqueta de un castillo. «Lo hemos hecho con materiales traídos de casa. Hemos usado rollos de papel higiénico, de cocina y cajas de cartón de diferentes tamaños para construir nuestro modelo», explica Alicia. María Touriño asegura que «lo más difícil de hacer ha si do la parte de dentro del castillo porque lo hemos fabricado nosotros solos». Sin embargo, para Sara Costa «lo peor fue cuando se me quedaban las manos pegadas con la cola porque no podía trabajar bien». Los niños coinciden en que cada uno ha fabricado su maqueta pero, «cuando terminamos hemos ido a ayudar a los que les faltaba una parte».

Para saber un poco más de la vida nocturna de los habitantes de la Edad Media, los organizadores del campamento urbano programaron actividades relacionadas con la iluminación de los castillos, «por eso hemos hecho talleres con velas, lámparas de aceite y antorchas», explica Francisco Iglesias, presidente de la asociación La Morana. La escritura, otro de los puntos del programa, está presente de manera «especial» ya que los niños «han hecho pergaminos para que vieran el proceso tan laborioso que tenían en la antigüedad para escribir», detalla Francisco. Los participantes se pusieron «manos a la obra» para redactar «una carta al Rey y pedirle permiso para poder fabricar la maqueta de nuestro castillo pero, al final, no se la hemos mandado», dice Sara Costa. De esta manera, además de divertirse y sufrir con los nervios del supuesto envío, los niños practican su caligrafía durante el verano.

El taller de «Vivir en un castillo» ya se realizó el año pasado y el éxito obtenido fue el que ha hecho que la asociación vuelva sobre este tema. «Además de hacer excursiones con los niños y hacer que conozcan las construcciones y fortalezas de su alrededor, les mostramos cómo desarrollaban sus quehaceres diarios y es esto lo que más les llama la atención», asegura el presidente de la asociación. También alude a que «los pequeños están muy contentos. Muchos de ellos ya habían participado en estos campamentos en ediciones pasadas y siguen repitiendo. Y eso es una buena señal». Mientras realizan las actividades los niños hablan, ríen y algunos cantan canciones que han ensayado durante los días en los que se reúnen.

Francisco asegura que con este taller, al que acude una treintena de niños, y con otros dos más se ayuda «a la conciliación de la vida laboral y la familiar», algo que, a veces, es difícil de conseguir en el periodo de estío.

El próximo viernes se clausurará el taller y, hasta entonces, a los más jóvenes les quedan algunos retos, entre ellos, la lectura del romance de "El cerco de Zamora". Hasta entonces, los niños han ido analizando diferentes textos relacionados con el periodo que les ocupa sobre la comida y los tipos de defensa que eran frecuentes en aquella época. Otra de las actividades consistirá en disfrazarse y representar a personajes de esta etapa y realizar juegos medievales de justas y de pelotas en el parque del Castillo.

Como última prueba, fabricarán sellos y guirnaldas de estilo medieval y los harán con alimentos tan comunes como las patatas y el aceite. Según el presidente de la asociación que organiza el taller, el tubérculo «es un buen soporte para la estampación, es fácil de manejar». Cada rúbrica llevará un escudo diferente que los jóvenes intercambiarán entre ellos y que también aparecerán en el diploma final que les entregará la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón.