Perfecto conocedor de la realidad de la conquista de América, el profesor Manuel Lucena Giraldo acercó hace varios días a la Casa de Zamora en Madrid la realidad de Venezuela y el papel clave de varios zamoranos en la segunda mitad del siglo XVI. De figuras como Diego de Losada o Diego de Mazariegos, el historiador destaca su «constancia» y la capacidad de «trabajar en equipo» como las claves para asentar el dominio español en una zona muy concreta del Nuevo Mundo. Con un lenguaje claro y armonioso y una extraordinaria capacidad didáctica, el profesor madrileño acerca la realidad de aquella época.

-¿El protagonismo de los zamoranos fue específico de Venezuela?

-Es un protagonismo general. Los zamoranos, como los castellanos del siglo XVI son gente de frontera, acostumbrados a protagonizar hechos que tienen que ver con la aventura marítima y la expansión. Lo que sí es específico de Venezuela es que hay dos grandes problemas. Por un lado, si se tiene en cuenta que Caracas se funda en 1567 y que otras ciudades del país habían sido bautizadas antes, es notorio que se tarda mucho en conquistar el centro y el oeste de Venezuela. La presencia definitiva de los españoles en estas zonas es lo que consiguen resolver los zamoranos y eso tiene que ver con fenómenos muy específicos de redes locales, visión a largo plazo y de consolidar pequeñas ventajas.

-¿Dónde se manifiesta la influencia zamorana?

-Las ciudades de Caracas y Maracaibo tienen una raigambre zamorana. En primer caso, porque en 1567 es el zamorano Diego de Losada quien logra eliminar esa piedra en el zapato que suponía Caracas al incorporarla a la Corona de Felipe II. En el segundo caso, olvidamos con frecuencia que su nombre completo es Nueva Zamora de Maracaibo. Es decir, que hay una idiosincrasia zamorana que tiene que ver con la capacidad de los zamoranos que despliegan en el país americano.

-Háblenos de esa Venezuela del siglo XVI, con la conquista del Nuevo Mundo aún reciente.

-En el siglo XVI, nos encontramos con un Nuevo Mundo dominado por dos grandes imperios, el Azteca y el Inca. Los españoles realizan la toma de México y Perú según un modo de reconquista basado en la confrontación directa: Cuando toman el centro de esos imperios, cae el resto de la sociedad al estar jerarquizada. Frente a esas sociedades complejas y jerarquizadas, en el resto del continente hay una enorme concentración de indígenas con grupos étnicos distintos y diversos, donde no hay ningún imperio que conquistar. Las estructuras son horizontales, lo que obliga a los españoles en la primera mitad del XVI a enfrentarse a los indígenas sin poder pactar con autoridad alguna para la rendición del resto de habitantes.

-Es decir, que tienen que ir dominando esos grupos uno a uno?

-Exactamente. Si a eso añadimos que no hay grandes minas de oro o plata, ningún incentivo material que facilite la conquista, es un territorio muy peligroso para los españoles. La conquista fue muy sangrienta, con protagonismo elevado de los mestizos. Hasta que llegan los zamoranos?

-¿Cómo cambia Venezuela desde las primeras conquistas hasta que llegan los zamoranos en la segunda mitad del siglo XVI?

-Básicamente, lo que ocurre es que el ciclo de las primeras grandes conquistas termina y entramos en la etapa de la colonización, que finaliza en 1550. Primero Carlos I y después Felipe II deciden que la conquista se acaba y que es necesario crear una red de ciudades. Quedan pequeñas islas de territorio conocido, pero no conquistado, como es el caso de Venezuela.

-Habla de una tierra sin riqueza natural y con una enorme dificultad para la conquista. ¿Dónde nace el empeño de la colonización?

-Una vez los españoles consiguen una base permanente, comienzan a explorar otro tipo de productos. Es el caso de las explotaciones de tabaco o de cacao en Maracaibo. En los Andes venezolanos sí hay comunidades indígenas grandes que ponen en marcha cultivos occidentales como el trigo y entramos en unos circuitos más normalizados, aunque requieren tiempo.

-¿La lucha sigue siendo tan sangrienta cuando llegan los zamoranos?

-Sin duda. En comparación con Perú o México, hay una perpetua estrategia de tensión mientras los españoles buscan conexiones hacia el mar e, inmediatamente, los indígenas se dan cuenta y abortan estas operaciones. Eso hace especialmente meritorio las acciones de los zamoranos. Carecen de una superioridad intelectual destacable y su estrategia se basa en la búsqueda de aliados locales, lo que explica el éxito de Losada en Caracas y de Mazariegos en Maracaibo.

-¿La orografía de Venezuela supone una traba más para la toma del país?

-La geografía del país es extremadamente montañosa en el centro y en el occidente. Cruzar esa cordillera costera y sobrevivir en el centro era muy complicado para los conquistadores. Y en el occidente, basta con contar una anécdota. Allí, los maracuchos, ciudadanos de Maracaibo, dicen que el invierno es muy malo, con mucho frío, cuando las temperaturas bajan a 28 grados. Es decir, que el calor es extremo. Además, Maracaibo está en el imaginario de la piratería por la importancia de su puerto.

-Cuéntenos aspectos que le hayan llamado la atención de los dos personajes zamoranos que ha mencionado.

-Sobre Diego de Losada sabemos poco. Nace en Rionegro del Puente aunque desconocemos cuando, sirve inicialmente al Conde de Benavente y se embarca joven hacia América y realiza diferentes oficios. Es explorador, burócrata y oficial real y cuando pasan las conquistas de México y de Perú, se apunta a las últimas oportunidades de hacer fortuna. Funda el puerto de Carballeda en Venezuela, pero está en la nómina de los expedicionarios que no alcanzan la fortuna con la que han soñado toda la vida. El relato de la conquista de América no es el de Cortés o Pizarro, sino el de cientos de hombres y mujeres que no alcanzan el éxito. Muere enfermo dedicado hasta el final de sus días a la conquista.

-¿Sabemos algo más de Diego de Mazariegos?

-Es un veterano de la conquista de México donde acompaña a Cortés. En la época de Felipe II, cuando se busca la estabilidad con la creación de ciudades, llaman a un capitán zamorano con mucha experiencia, donde atesora muchos años de dedicación. Debemos citar también a Pedro de Maldonado, que no es zamorano, sino castellano viejo, hombre de confianza de Mazariegos.

-Cuando los zamoranos ayudan a dominar Venezuela, ¿qué momento vive el Imperio español?

-Lo fundamental es que a partir de 1580 y hasta 1640, el Imperio español de Felipe II es la primera estructura política global al alcanzar África, América, Asia y, por supuesto, Europa. Es el antecedente directo de la globalización. Es un imperio de ciudades que, frente al mito oscuro de la conquista, está basado en la colaboración con los indígenas. Estamos ante un idea de traslación del imperio al estilo de los romanos, con la voluntad de recrear en los territorios conquistados la civilización contemporánea cristiana.

-¿De qué manera se asienta el mensaje del cristianismo en Venezuela?

-A través de dos estructuras. Por un lado, hay una iglesia regulada en las ciudades. Además, en los territorios de misión capuchina, franciscana, jesuita hacia el Amazonas, hay una estructura distinta de evangelización. Parece que las misiones deben desaparecer cuando han cumplido su objetivo y, sin embargo, sobreviven hasta la independencia. El fin de la conversión religiosa, de la civilización y de la urbanización son tres elementos que están unidos mientras dura la conquista de los españoles desde el descubrimiento del Nuevo Mundo.

-¿Cómo podemos concretar la influencia de los zamoranos en Venezuela y qué pervive hoy de aquello?

-Es complicado. Creo que existe una conciencia histórica en buena parte de los venezolanos, que mira la época española como la fundacional de Venezuela. El régimen chavista, de forma reciente, ha insistido en una crítica que no es histórica sino ficcional y política, aplicando un indigenismo absurdo en un país completamente mestizo. Los venezolanos se han sentido muy cómodos con su origen español, a lo que se suma el intercambio de ciudadanos entre zonas como Galicia o Canarias con los territorios de Venezuela.

-Por lo tanto, parece clave la labor que estos expedicionarios realizaron hace más de tres siglos...

-Lo que queda claro es que el elemento zamorano tiene que ver con la conciencia fundacional de un país con múltiples culturas y un origen mestizo de América, Europa y África. Esa mezcla de distintos orígenes es mucho más interesante que las tonterías esencialistas que se puedan expresar en España o en América.

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-De sus palabras se deduce que, hoy por hoy, predomina la mirada hacia España como país fundador sobre el rencor...

-Hay algunas personas que pueden vivir todavía de esa leyenda negra, pero la inmensa mayoría de los venezolanos están fuera de ese registro. Conocen muy bien España y han convivido siempre con españoles, como muestra la presencia de 200.000 gallegos en Caracas o que allí se hable de isleños en referencia a los canarios. América es incomprensible sin España.

-Si tuviera que destacar alguna de las virtudes de aquellos zamoranos que ayudaron en la conquista, ¿cuáles serían?

-En primer lugar, la constancia. Tienen éxito donde otros fracasan por su paciencia y capacidad de tejer relaciones locales que les permite ser más sumando mucha gente. En resumen, constancia y trabajo en equipo.

-En esta época tan complicada, ¿harían bien los zamoranos en fijarse en aquellos conquistadores?

-En tener constancia, un trabajo a largo plazo y hacer equipo, ¿quién no lo firmaría? Debemos fijarnos en ellos porque la historia no es el pasado, sino el futuro.

Madrid, 1961

Doctor en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid, ha sido profesor en el Instituto Universitario Ortega y Gasset y en la Universidad de Tufos en Estados Unidos, además de trabajar como investigador en universidades europeas y americanas. Es investigador en el departamento de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Colabora frecuentemente en prensa, radio y televisión, tanto en España como en el extranjero.