Zamora ya sufre las consecuencias del desastre nuclear ocurrido en la central de Fukushima, en Japón, debido al terremoto y posterior tsunami que azotó la isla el pasado mes de marzo.

El laboratorio de radiaciones ionizantes de la Universidad de Salamanca (Usal), que trabaja codo con codo con el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), ha detectado la presencia de yodo radiactivo en el aire de la zona, procedente de las partículas expulsadas por la central nipona.

El zamorano Felipe Lorenzo es uno de los técnicos del laboratorio universitario que mide de forma periódica la radioactividad en el ambiente, «tomamos muestras cada semana de los índices de radiación, ya que formamos parte de la red del CSN que controla la radioactividad en el ambiente», sostiene Lorenzo, integrante de un equipo de cinco personas encargadas del control y seguimiento de la contaminación ante posibles accidentes nucleares.

Aunque presente, los científicos sostienen que la aparición de partículas contaminadas con el isótopo I-131 en el último de los filtros analizado la semana pasada, «es muy escasa. La radiación, aunque dispersa, se está detectando en niveles muy bajos, equivalentes a los de la radiación ambiental, por lo que no dista mucho de los niveles normales que encontramos de forma natural», asegura la responsable del laboratorio, Begoña Quintana, que sostiene que las consecuencias negativas para la población «son nulas, el dato registrado, 4,29 miliBq por metro cuadrado, no tiene ninguna trascendencia porque son cifras muy bajas, aunque eso nos permite estudiar la dispersión de los radionucleidos en la atmósfera», subraya.

La cantidad más alta registrada en España se han dado en El Ferrol, con 9,9 miliBq por metro cuadrado, cuando el valor límite para las personas se encuentra muy por encima, y alcanza los 16.000. Las mediciones realizadas en la Facultad de Ciencias de Salamanca responden a la misma realidad ambiental que en Zamora, «ya que no nos separan montañas y son capitales muy próximas, por lo que los niveles son similares», confirma.

Junto con León, el equipo de la Usal conforman las dos únicas estaciones del CSN en la región, encargadas de medir y recoger los datos ambientales y de pasárselos al Gobierno para su tratamiento y publicación, en la página web del Consejo (www.csn.es).

A pesar de la alarma mundial creada en torno al devenir de la central japonesa, en el laboratorio de la Universidad no han aumentado la frecuencia de toma de resultados, ya que «se necesita acumular la muestra un cierto tiempo para obtener datos fiables, si tomáramos las cifras cada menos tiempo no serían fiables», constata la responsable del equipo.

En abril 1986, cuando explotó el núcleo de la central de Chernóbil, en Ucrania, no existía esta red de laboratorios, por lo que no fue posible registrar los niveles de radiación. Aún así, el caso ucraniano no es comparable, según la experta universitaria, con lo que está pasando en la actualidad, «en Chernóbil, debido a la explosión, se lanzó a la atmósfera todo el contenido del núcleo, las partículas de corta vida y las de larga, además, la gran altura que alcanzaron ayudó a la dispersión, que fue mucho mayor. Ahora, con lo ocurrido en Fukushima, solo detectamos los productos de fusión volátiles que aparecen en el aire», explica Quintana.

La situación en la actualidad según el equipo de la Usal «está más controlada y se espera que descienda la cantidad de yodo radiactivo en el aire», tranquilizan los expertos.

Ante una posible una nube radiactiva que pudiera llegar a España, el Consejo de Seguridad Nuclear es tajante, «no, ya que Japón está a más de 10.000 kilómetros de España, por lo que sólo cabría esperar una mínima deposición de sustancias radiactivas a largo plazo, únicamente detectable con instrumentos de alta sensibilidad, y sin peligro para la salud de las personas y el medio ambiente», se pronuncian desde el CSN.

Valores ínfimos

Las cantidades de yodo radiactivo detectadas en los filtros de la Universidad de Salamanca son similares a los que crea la propia naturaleza por sí misma.

Sin peligro para la salud

La salud de los ciudadanos no corre peligro debido a las bajas dosis de contaminación. La razón, Japón está a más de 10.000 kilómetros.

No es un Chernóbil

Lo ocurrido en Fukushima afecta al aire y en bajas dosis, en Chernóbil la explosión del núcleo lanzó a la atmósfera todo tipo de productos radiactivos.