El boceto del paso El Descendido, efectuado por Mariano Benlliure a la edad de 15 años y que desfila en la cofradía del Santo Entierro, constituye la pieza del Mes del Museo de Zamora, una iniciativa que persigue dar conocer una de las obras más significativas de la colección de Bellas Artes del centro.

En 1877 el joven valenciano acompaña a su padre a Zamora con motivo de la restauración y decoración de la casa -palacio de Federico Cantero, un ingeniero jefe de ferrocarriles que trabaja en el trazado de la línea Medina-Zamora, y que actúo de protector de la familia Benlliure.

A instancias de su progenitor, Mariano conoce a Ramón Álvarez. Del imaginero zamorano, el adolescente aprende «sus dotes para el modelado de las formas anatómicas y la sinceridad expresiva de los rostros, además de los juegos de paños y contrastes policromos de las indumentarias conseguidos a base de sombras naturales y tintas planas así como el sentido realista, patético y hondamente religioso», mencionan desde el Museo de Zamora.

Tras realizar bustos para las familias Gómez Villaboa así como para los Cantero, animado por el propio Federico Cantero, Mariano Benlliure presenta a la consideración de la Cofradía del Santo Entierro su proyecto del paso de El Descendido, en competencia con Ramón Álvarez. En ella apuesta por ocho figuras constituyentes del paso, para las cuales sirvieron de modelos sus familiares. Su hermana María para la Virgen, su hermano Blas para la de Cristo, su padre para José de Arimatea, además de sus otros dos hermanos.

Benlliure en arcilla plasma el instante en el que el cuerpo de Cristo descendido, bajo la cruz desnuda, está tendido en el regazo de su madre. La Virgen y su hijo configuran un bloque piramidal, cuya acusada cadencia de izquierda a derecha, remarca la diagonal trazada por el cuerpo de Cristo. Les rodean José de Arimatea y Nicodemo, de pie y arrodillado respectivamente, junto a los protagonistas, en actitud contemplativa, y las parejas formadas por San Juan y María Magdalena, en pie, y María Salomé y María Cleofás, arrodilladas, que cierran en los extremos una distribución de volúmenes dominada por la línea que establece la pareja principal, describen expertos del centro museístico provincial.

Las actitudes contrapuestas de cada grupo de personajes equilibran una composición centrada que, sin embargo, renuncia a una única visión frontal. «El ambicioso estudio compositivo finalmente se llevó a término sin grandes variaciones y con un resultado de naturalidad y expresividad contenida que hace convincente la escena», enfatizan al tiempo que aprecian que «en el grupo de la madre y el hijo subyacen los ecos de las creaciones más trágicas de Juan de Juni y de Gregorio Fernández».

Pese al dolor dominante, Benlliure reserva un leve resquicio a la ternura en la mano derecha de la Virgen, cuyos dedos acarician la cabeza de su hijo en el boceta, mientras que en el paso la madre tiene entre sus dedos el cabello de Jesús, única modificación efectuada en al tallar las piezas.

A pesar de la juventud e inexperiencia en este tipo de trabajos, la maqueta en arcilla cuenta con una técnica que presenta «un cierto dominio de la anatomía, la composición de las figuras recuerda los grupos del siglo XVII y, sobre todo, la expresión dramática de los rostros demostraban que había aprendido la lección de las figuras religiosas que entonces aparecían en exposiciones y cofradías, en donde se combinaba el sentimentalismo con el estudio del natural», aclaran desde el Museo.

Mariano Benlliure entregó la obra por el precio de 12.000 reales. El paso lo llevó a cabo en un local en la madrileña calle Goya y para sacar las figuras de María y Jesús de su estudio tuvo que tirar parte de la puerta, por lo que el propietario desahució a la familia Benlliure.

El Museo de Zamora alberga más piezas del imaginero valenciano como los retratos de los Gómez Villaboa, la estatua orante del Marqués de Cerralbo o el boceto de las Tres Marías y San Juan, que ingresa en el centro en 1943, igual que El Descendido, y que creó para acompañar a Redención «pero posiblemente por motivos económicos no llega a la Semana Santa de Zamora sino que desfila en Crevillente», afirman fuentes del centro donde explican de forma exclusiva la maqueta los martes a viernes a las 13.30 horas.