«¿Qué ves en la noche? Religión y sectas en el mundo actual» es el primer libro de Luis Santamaría del Río, sacerdote y delegado diocesano de Medios de Comunicación Social del Obispado de Zamora.

-¿Cómo se vive la religión en la actualidad?

-Desde hace muchos años se ha venido pregonando el fin de la religión y de todo lo espiritual, pero vemos que continúa y persiste en fenómenos muy variopintos, desde fundamentalismos hasta sectas, esoterismos o la vivencia normal y feliz de la religión.

-¿Siguen presentes las sectas en la sociedad o es un fenómeno que pertenece más al pasado?

-Es un fenómeno que continúa, aunque quizá no con la importancia de hace cuarenta años. Ahora hay un desafío mayor que las sectas, como es la nueva religiosidad ambiental, con técnicas psicoterapéuticas de tipo espiritual, meditación oriental, la «new age» o hasta el culto extraterrestre. Hay muchos tipos de corrientes espirituales a los que se adscribe la gente sin necesidad de pertenecer a un grupo.

-¿Y se trata de corrientes peligrosas?

-No tienen por qué serlo, pero constituyen una vivencia patológica de la religiosidad. No es una vivencia normal y espiritual desde el punto de vista de la fe cristiana. Para alguien que se ha encontrado con Jesús, resultan ciertamente deficientes.

-¿En qué sentido?

-A veces son retornos a un paganismo anterior al cristianismo, el volver a adorar a las fuerzas de la naturaleza. Constituye un retroceso porque la persona vuelve a estar pendiente del destino que le marquen los astros y ya no hay libertad ni dignidad del hombre.

-Con toda la información que existe en la actualidad, ¿cómo es posible que todavía haya gente que se introduzca en este tipo de grupos?

-Hay mucha información, pero a veces falta el conocimiento y el criterio para discernir qué es verdad y que no. Las personas son respetables, pero las ideas y creencias son discutibles, porque hay algunas que pueden llevar a la destrucción del ser humano y hemos visto muchos ejemplos en el pasado siglo XX.

-¿Es más fácil atraer a adeptos en épocas de crisis?

-Estamos en tiempos de inseguridad y es ahora cuando crece esa necesidad de las personas de encontrar algo a lo que agarrarse. El hombre es un ser necesitado de transcendencia, de encontrar sentido a la vida, de esperanza y también de amor, de tener una comunidad y un grupo en el que se sienta querido.

-¿Se nota también esta tendencia en Zamora?

-Desde que empezó la crisis han aumentado las ofertas de cursos y talleres, también llegan esas propuestas, aunque luego no tienen mucho seguimiento.

-¿Qué piensa de aquellos que sostienen que el cristianismo es otra secta?

-Por un lado, hay elementos históricos y sociológicos que demuestran que es un grupo religioso mayoritario asentado y luego también está el propio contenido de las creencias, de los ritos y de la ética que lo hacen un espacio de vivencia digna de la religión y de una fe que transforma a la persona para mejor.