Un cúmulo de casualidades ha brindado que la maqueta del paso de El Prendimiento, efectuada por Miguel Torija Domínguez en 1897, pueda exhibirse hasta pasada la Semana Santa en el Museo Etnográfico de Castilla y León, en concreto en su entrada a la sala de exposiciones y al salón de actos por la calle Corral Pintado.

El boceto lo conoció el responsable del centro etnográfico a través de un anticuario de Salamanca que le comentó, hace mes y medio, que había adquirido una colección de objetos en Zamora. «Me mostró diversas piezas, entre ellas, una maqueta de un paso de la Semana Santa de Zamora que estaba muy sucio», describe Carlos Piñel que añade: «Me percaté de que no era una reproducción posterior, sino que era el prototipo hecho por el imaginero y que era necesario que este patrimonio retorna a la ciudad».

El hallazgo se lo comunicó Piñel al presidente de la Vera Cruz, Chano Lorenzo, quien, a título particular, se interesó y finalmente la compró. «Es sorprendente que ni los hermanos más mayores de la Cofradía, ni los semanasanteros de más edad supieran de su existencia». «Es milagroso encontrar una pieza así, tras más de cien años y para mí como hermano es una satisfacción porque se trata un elemento importante en la Cofradía». El propietario de la maqueta, deseoso que el conjunto recuperara su esplendor original, puesto que presentaba bastante suciedad y tenía deteriorado algunos dedos de la talla de Jesús, confió la mejora al experto Mariano Nieto, mientras que una empresa local se ha encargado de algunos detalles de suelo y José Alonso ha hecho un pequeña plataforma para el boceto en madera de nogal. El dueño se ha animado a mostrar la pieza porque «es una aportación más para dar a conocer la Semana Santa» y porque «apenas hay maquetas que conozcamos».

Para el historiador José Andrés Casquero el estado de conservación de la maqueta «es magnífico». «Me ha llamado la atención porque después de casi un siglo estaba prácticamente intacta». «Se trata de un boceto en el que está definido lo que va a ser el paso sin ningún tipo de cambio, salvo la oreja del criado del sumo pontífice que en el prototipo aparece en el suelo y que, por las razones que fuera, prescindieron de ella en el paso», describe el experto. Alude a que la Junta de Fomento encomendó el conjunto a este alumno de Ramón Álvarez para «completar los cuadros de la Pasión», aunque se ignora si el encargo se formalizó mediante un contrato y se desconoce el coste. Además, documentación de la época evidencia que Torija se puso a trabajar inmediatamente en un boceto que presentó en el verano de 1897.

El hacer del escultor zamorano está en una escala 1:6, mide 58x46 centímetros, presenta una composición muy definida y «bien resuelta, lo que hace pensar que previamente realizó dibujos». «Al menos nos consta que uno de ellos se tomó del natural, el del sayón romano que echa el lazo a Jesús era un conserje de la Escuela de San Fernando apodado "El segoviano"». El historiador también remarca que la policromía es igual que la del paso, «aunque la túnica de Judas es un poco más clara» y ensalza que la de la imagen de Jesús «lleva la misma tarea de pincel» que en el conjunto, mientras que los elementos postizos, la espada y la cuerda, «son de metal y esparto».

El asesor histórico de la Vera Cruz subraya que «la mayor parte de los grupos tallados en XIX, a excepción de la maqueta realiza en barro por Benlliure del «Descendido», carecen de boceto» y defiende que Torija Domínguez hizo una para que «la Junta conociera su trabajo, puesto que era un hombre muy serio».

El Prendimiento, uno de los iconos de la Semana Santa, «fue un acierto encargárselo a Torija porque era una persona muy prometedora, que apuesta por una composición más original que la del deslazando grupo de Salcillo», opina Casquero.

La maqueta, realizada en escayola pintada al aceite, está ejecutada en madera, pies y manos, mientras que el lino encolado ha sido empleado para vestir las imágenes con el objetivo de aligerar el peso y abaratar el coste del conjunto. «El resultado evidencia su buena formación académica», indica Casquero.

La ubicación dentro del Etnográfico responde a que «es un punto abierto y de fácil acceso». Las puertas del centro están abiertas mañana y tarde para quien desee conocer la singular maqueta.