«Esperemos que cuando por fin abra el nuevo aparcamiento, este preste un buen servicio». Ese es el deseo de los vecinos del barrio de Los Bloques con respecto a la inminente apertura de la nueva infraestructura en Carlos Pinilla. «El parking era necesario, porque daban muy mala imagen los coches aparcados encima de las aceras y los jardines. Ahora lo que hace falta es que cumpla con las expectativas de que se pueda aparcar bien y no se tenga que estar como antes por fuera», recuerda un vecino.

Una imagen que muchos conservan todavía en la retina, pero que no se volverá a repetir. «Eso esperamos», espeta otro, «porque ahora mismo todas las calles están colapsadas de coches, ya sea detrás del hospital Virgen de la Concha o junto al campus, a pesar de se habilitó una zona para estos meses», añade. Con este nuevo aparcamiento se prevé que la saturación de vehículos por las calles adyacentes al campus y al clínico se rebaje visiblemente.

Por otra parte, los vecinos también están de acuerdo en asegurar que precisamente por tener cerca un hospital esta obra era muy necesaria en la zona. «La espera ha merecido la pena porque yo vivo frente del Virgen de la Concha y ver el movimiento que hay cada día en su aparcamiento es un auténtico caos, con coches dando vueltas y vueltas en busca de algún hueco libre que pocas veces se encuentra», explica un residente.

Aunque finalmente las obras del aparcamiento de esta avenida se han alargado más de lo previsto, ya que en un principio este nuevo servicio iba a poder ponerse en marcha en el verano del pasado año, según los primeros plazos presentados, los vecinos del barrio de Los Bloques se muestran «resignados» y son bastante comprensivos al respecto. «Las obras de este tipo se alargan en el tiempo, no hay más remedio que asumirlo así si queremos que las cosas vayan para mejor. Hay que ser comprensibles con estos temas», reconoce una vecina, que, al mismo tiempo, también hace hincapié que estas obras apenas le han afectado «porque utilizo poco el coche y además tengo garaje».

Y es que la mayor molestia de los vecinos de Los Bloques, y para el resto de transeúntes y conductores zamoranos durante estos dos años ha sido el corte de la calle, que les ha obligado, por un lado, a tener que pasar junto a la obra por la calzada y por otro, buscar alternativas a la hora de circular. «Hasta que no pusieron las barandillas, era un incordio, además de peligroso, atravesar la calle, sobre todo al principio, cuando no paraban de entrar y salir camiones de la obra, a pesar de que había un operario regulando el tráfico», recuerda un vecino. Otro, conductor habitual, resta importancia al corte de la calle afirmando que «siempre ha habido alternativas al tráfico, aunque hubiera que dar un poco de rodeo».

«A cuenta de la obra, es verdad que ha habido una interrupción y un volumen de tráfico impresionante, con las consiguientes molestias para conductores y peatones», comenta el dueño de un negocio que está situado justo en frente de la obra y que ha tenido durante todo este tiempo «una vista privilegiada».

Una vecina resume la impresión general de los residentes del barrio de Los Bloques: «la obra ha sido un poco larga, pero estamos seguros de que merecerá la pena toda esta espera».