El zamorano José Almeida ha publicado «Sentimientos peregrinos», una serie de relatos basados en experiencias surgidas en el Camino. Su primer libro lo presenta hoy en la Alhóndiga a partir de las 19.30 horas.

-¿Cómo comenzó su vinculación con el Camino?

-El primero lo hice en 2003, fue el Camino Francés desde Roncesvalles. Pensé que no lo iba a repetir, pero el verdadero camino comienza cuando concluye la ruta porque mientras que estás andando vas asimilando muchas cosas. Todos los peregrinos cuando hacemos el Camino de Santiago vamos tomando notas y nos gusta dejar escrito lo que hemos hecho. Cuando llegas a casa vas escribiendo tu diario del Camino. Yo lo hice así en la primera ocasión y el libro fue para mis allegados. En 2004 recorrí el Camino de la Costa, en 2005 recorrí el de la Vía de la Plata en compañía de un amigo que enfermó. En 2006, ya solo, hago el Aragonés y el primitivo desde Oviedo. Además me operaron de una rodilla, con una recuperación difícil, por lo que finalmente opte por hacer un curso de hospitalero voluntario.

-¿Y cuál fue su primer destino?

-Santo Domingo de la Calzada en 2008, aunque no tenía muy claro que valiera para ese cometido de acoger y atender a los peregrinos durante 15 días. Era una forma de estar vinculado con el Camino, ya que es como una droga sana porque la gente repite. De nuevo soy hospitalero en 2009, en Puente Duero, aunque siempre quise venir al albergue de Zamora porque me dolió cuando hice la Ruta de la Plata que la ciudad careciera de uno. Al enterarme de que se hacen cargo de él los voluntarios, intento venir y lo logro finalmente a finales de diciembre, lo que era mi asignatura pendiente. Mi experiencia en Zamora ha sido muy buena.

-¿Cuál es su visión del Camino desde el papel de hospitalero?

-El Camino para el peregrino lo es todo, porque a diario convives con gente muy especial. Ves sitios nuevos. Como hospitalero conoces a gente nueva cada día. Ganas el dar al peregrino eso que tú querías que te dieran al acceder a un albergue. Cuando llega un caminante sabes cómo está porque tú has pasado por eso. Le das lo que tienes y eso es el gran valor del hospitalero. Otra función es que el peregrino pasa muchas horas solo y es muy importante el saber escucharle y de eso nace este libro.

-¿Qué es «Sentimientos peregrinos?

-El Camino es la vida en un mes. Hay personas con las que convives unas horas y te marcan más que otras que han tenido una presencia más larga en tu existencia. He pretendido recoger los relatos de como peregrino pensaba o sentían cuando hacía el Camino. El libro se basa en situaciones que he vivido y que también he percibido como hospitalero, pero con nombres ficticios. La publicación nació porque colgaba mis relatos en foros de caminantes cuando pasé a tener mucho tiempo libre. Al difundirlos todos los días los lectores me animaron a que los recopilara y los publicara finalmente formalmente en un libro.

-Esta publicación, ¿está más enfocada hacia las personas que han hecho el Camino?

-Lo puede leer cualquiera. Se lo he facilitado a personas que no han peregrinado hasta Santiago y me han comentado que les gustaría hacerlo ahora porque han visto que el Camino aporta muchas cosas que ellos no se esperaban.

-¿Tendrá una continuidad este primer volumen?

-No lo sé. Es complicado publicar por primera vez. Este libro lo edita una persona que se encontró con el mismo problema que yo, que quería publicar y nadie le apoyaba. El libro se puede adquirir a través de Internet y me consta que algún peregrino de América Latina lo ha comprado tras leer un borrador. No sé si habrá una continuación, pero ya cuento con más material porque tengo escritos otra veintena de relatos. Además, en los últimos meses he escrito una novela ambientada en el Camino. Se trata de un drama que, como casi todas las cosas en las rutas Jacobeas, tiene un final más dulce que amargo. Tengo escritas más de 300 páginas, pero todavía me falta un título. Me gustaría presentarla a algún concurso.

Venialbo, 1957

A los diez años dejó su pueblo natal para trasladarse a Vizcaya. No obstante mantiene contacto con su pueblo siempre que puede. «Tengo una pequeña casita y una viña y me gusta venir con cierta frecuenta», concreta. Ha trabajado siempre como administrativo y el pasado año pasó a engrosar «la lacra de la lista del desempleo». Una de sus principales aficiones era el Camino y la disponibilidad de tiempo le ha hecho implicarse más directamente como hospitalero voluntario. Desde 2003 ha realizado distintas rutas peregrinas. Ahora ha plasmado sus vivencias como caminante y como hospitalero en un libro que hoy presenta en el salón de actos de la Alhóndiga.