La Asociación Zamorana con los Niños del Sáhara fue la única de todo el país que incrementó el número de jóvenes en acogida en 2010. La asamblea general de ayer sirvió para poner las bases de la nueva edición del programa «Vacaciones en paz», con el que esperan elevar de nuevo la cifra de huéspedes, que el año pasado fue de 42. Para ello necesitan una doble respuesta: continuar sumando familias que quieran acoger a niños procedentes de los campamentos ocupados y elevar el presupuesto para costear los traslados a la provincia.
En el primero de los casos, las noticias son positivas. La asociación cuenta ya con siete nuevas familias, que se suman a la nómina de los zamoranos que suelen colaborar con esta causa. Como cada verano, la labor consiste en acoger a un pequeño durante el periodo estival, costear su mantenimiento e implicarse en la integración del saharui en la provincia. Desarrollada la experiencia, los saharauis regresan a los campamentos de refugiados de Argelia con sus familias. Existe la posibilidad de volver a España, aunque también hay una edad límite para hacerlo.
El caso del niño Ahmed Masud -que ayer estuvo presente en la asamblea del colectivo- es una excepción. Durante sus «Vacaciones en paz» cayó desde un toro mecánico y se rompió el brazo, lo que obligó a los médicos a operarle y, actualmente, asiste a un proceso de rehabilitación imposible de realizar en los campamentos.
Tras un semestre con su familia de acogida, en la que convive con dos hermanas de 24 y 27 años, Ahmed Masud celebra estar completamente integrado, aunque también añora regresar a su casa, donde le esperan sus padres, sus cuatro hermanas y sus cinco hermanos. Hasta que ese día llegue, continuará asistiendo a cuarto de Primaria en el colegio de Cubillos, donde reside su familia de acogida.
El joven, de sólo nueve años, valora las comodidades de su nuevo hogar, la comida diaria -«a veces no comemos durante todo el día», reconoce- así como la acogida dispensada por sus nuevos compañeros del centro escolar. El caso de Ahmed sólo es uno de los que cada verano comprueban las diferencias de ambos mundos. Desde éste, el saharaui pudo comprobar en la televisión los enfrentamientos entre su pueblo y el ejército de Marruecos.
Por otro lado, el colectivo zamorano espera reanudar la llamada «caravana de alimentos», que no contó con reservas para mandar a los campamentos en el último envío. «Esperamos que tanto las empresas como los particulares nos puedan ayudar a reunir comida para la próxima caravana, que será en mayo», apunta Inés Prieto, presidenta de la asociación, que participará en un viaje que la delegación de Valladolid ha previsto para finales de febrero con el fin de comprobar el desarrollo de los proyectos que el colectivo impulsa desde España.
«Mis compañeros del colegio en Cubillos me han tratado muy bien»
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Saharaui residente en Zamora