La Policía Nacional detuvo ayer a dos jóvenes como presuntos autores de varios disparos en el interior de una de las discotecas situada a las afueras de la capital, incidente que afortunadamente se saldó sin que se produjera ningún herido ni daños materiales de relevancia.

Los arrestados, que niegan cualquier relación con el incidente, se han negado a realizar cualquier otra declaración hasta que se les ponga a disposición judicial para ser interrogados en presencia de su abogado y de la Fiscalía. Al parecer se les imputa un delito de amenazas graves.

Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía se personaron en el establecimiento hostelero la madrugada del domingo, tras recibir una llamada de teléfono de un ciudadano que comunicaba que alguien estaba pegando tiros en el local. Cuando llegaron, los responsables del incidente ya no se hallaban en el negocio, situado en las inmediaciones de la travesía de Cardenal Cisneros.

Los policías recogieron los casquillos del interior del local y hasta ayer no procedieron a arrestar a los ahora sospechosos de haber realizado los disparos, dos jóvenes de etnia gitana, vinculados al barrio de Las Llamas. Ambos permanecían ayer en los calabozos de la Comisaría de Zamora, a la espera de que se les pasara a disposición judicial.

El altercado por el que se les mantiene detenidos sucedió hacia las 3.00 horas del domingo, cuando dos jóvenes irrumpieron en la discoteca, pistola en mano, y comenzaron a a disparar al aire, sin un objetivo preciso, según fuentes conocedoras de lo ocurrido. En el interior del establecimiento se vivieron algunos momentos de pánico y tensión, que los detenidos niegan haber provocado, ya que sostienen que ellos no tienen ninguna relación con tal episodio, según ha podido saber este diario.

No es la primera vez que en esta zona de marcha de la ciudad se producen tiroteos en horario de madrugada. Una de las últimas investigaciones llevadas a cabo por la Policía Nacional trató de esclarecer el suceso producido a las puertas de una discoteca de las afueras de la capital en la Nochevieja de 2009, cuando uno o varios individuos la emprendieron a tiros cuando se encontraban en el exterior del local. Entonces se hallaron cuatro casquillos de pequeño calibre y varios impactos de bala en la pared y la puerta de entrada del local. El caso se archivaba seis meses después por decreto judicial, ante la imposibilidad de determinar quiénes utilizaron las armas aquella madrugada. La falta de pruebas con las que incriminar a nadie impidieron al Juzgado continuar con las diligencias abiertas aquel Año Nuevo.