El juzgado de lo Penal ha condenado a J. G. A. a 21 meses de prisión acusado de un delito de estafa, cometido en diciembre de 2007, y formalizado en enero de 2008 como denuncia penal. La razón es no haber cumplido un contrato por el que el detenido se comprometía a la instalación de unas máquinas tragaperras en un local de la localidad de Cerecinos del Carrizal.

La juez consideró «criminalmente responsable de un delito de estafa» con el agravante de reincidencia al acusado, por lo que le condenó a 21 meses de prisión, además de tener que realizar el pago de una multa que asciende a 3.000 euros, cifra a la que hay que sumar el abono de las costas procesales.

Según consta en la sentencia, el acusado llegó a formalizar un contrato con otra persona para la instalación de unas máquinas de juego con el compromiso de hacerlo. «Además, en dicho contrato de compra venta se debía entregar una cantidad de dinero, que ascendía a 3.000 euros, que se devolvería una vez que se hubiera realizado este trabajo de instalación», explicó el abogado defensor tras el juicio.

A pesar de que el contrato se había formalizado con todas las garantías, finalmente el acusado no cumplió con lo comprometido en los papeles y ni instaló las máquinas prometidas ni devolvió los 3.000 euros que se habían solicitado al formalizar el contrato con la otra parte, por lo que ahora tendrá que devolverlos.

Por otra parte, se da la circunstancia de que el acusado es reincidente y, en la actualidad, ya está cumpliendo condena en la prisión salmantina de Topas por un delito de similares características.

De esta manera todavía no ha podido cumplir ninguno de los meses a los que se le acaba de condenar. «Llegado su momento, si así procede y así lo dicta su señoría en la resolución correspondiente, se procederá a su ejecución, junto al cumplimiento de la condena», explicó el abogado defensor, quien aseguró de que se trataba de una sentencia firme, pues desde la defensa no se iba a recurrir.