El proyecto de un libro en el que amigos y no amigos, expertos y no expertos escribieran sobre «el verso que quisieran de un poeta colosal como es Claudio Rodríguez» comenzó a gestarla hace cuatro años el hispanista Philip W. Silver, amigo personal del creador zamorano. Tras contactar con unos y otros, la materialización del proyecto ha visto la luz en el libro «Rumoroso cauce. Nuevas lecturas sobre Claudio Rodríguez», presentado ayer en la Biblioteca Pública del Estado.

El veterano profesor, que llegó a codearse con Jorge Guillén, Alberti, Blas de Otero y que conoció a Rodríguez en 1978 no fijó ninguna condición en los ensayos. «Han podido escribir del poema que han querido, la extensión que han deseado? No he impuesto nada», declara al tiempo que menciona la aportación de más de 20 páginas de William Childers que reflexiona sobre «Con media azumbre de vino», la glosa de Ángel González o la aportación del zamorano Luis García Jambrina «amigo y gran estudioso de Claudio».

Confiesa que le hubiera gustado que se analizaran los versos de «El vuelo de la celebración» o «Hilando». «Son poemas maravillosos», añade.

El norteamericano también ha incluido correspondencia personal mantenida con Claudio así como fotografías del zamorano con el objetivo de dar a conocer otra faceta del poeta y «para dar la sensación de intimidad.

Respecto a las misivas dice: «Son cuatro o cinco que me dirigió». Emocionado señala que el Claudio de las cartas «es tan entrañable como en persona». En ese momento de la conversación toma un ejemplar, se afana en buscar una página, la halla y lee la conclusión de una epístola: «(...) se necesita, cada vez más , ver a los verdaderos amigos. Ten mi abrazo siempre». Cierra el libro y respira profundamente.

De nuevo Silver toma la palabra y explica que ha adjuntado también fotografías. «Dos de la vida protocolaria de Claudio y luego instantáneas de él con amigos», enumera.

El hispanista, que asegura que «Claudio está presente en todas partes cuando paseas por Zamora, menciona que conoció al poeta «en un momento en el que anímicamente estaba superando la muerte de su hermana y su madre, en el año 1978». «Yo era un puritano de Nueva Inglaterra y entablamos una sincera amistad». Además, recuerda que «no le gustaba que la gente se entrometiera en su mundo interior y en ese ámbito siempre hubo un respeto entre los dos, lo que él apreciaba mucho».

El experto, que ha intervenido en anteriores jornadas sobre el autor de «El don de la ebriedad», alaba el trabajo del Seminario Permanente. «Me parece una gran propuesta porque hacen un esfuerzo por encontrar gente afín, pero no expertos en su figura, lo cual es muy importante para divulgar hacia otros lares la grandeza de Claudio». Un valor que, desde su punto de vista, radica en que su obra «cubre todos los aspectos de la vida humana». «Uno de sus libros colosales es "Alianza y Condena"». «Para él había cosas buenas y malas. Existía una especie de enlace entre ambos conceptos. Es la compenetración de los opuestos. La vida y la muerte que están relacionados, desde el campesino hasta la pura metafísica como en los poetas románticos que cantan a la naturaleza y a la metafísica».

Con alegría por los "adeptos" que Claudio tiene en la urbe defiende que «a los poetas jóvenes les interesa, lo que nos encanta a los amigos porque así se llega al futuro». «Claudio es un poeta para los siglos, un poeta para siempre».

10.00 h. Presentación de los documentales «Zamora ciudad sin años» y «Zamora, tierras de cumbre» de José Luis Viloria con textos de Claudio.

11.00 h. Conferencia de José Luis Pardo. «Como una bombilla temblorosa. Poesía, utopía, historia».

12.30 h. Lectura de poemas de Eugenio Padorno, presenta Jorge Rodríguez Padrón. Modera Luis Ramos.

13.30 h. Clausura.