«La alegría y el júbilo presentes en la obra de Claudio Rodríguez conducen a una situación "nietzscheana" de afirmación de la vida», esgrimió ayer el catedrático de Filosofía de la universidad Complutense Miguel Marinas, quien agregó que la «utopía literaria» del creador zamorano es «una fuerza utópica». El filósofo realizó estas apreciaciones en su conferencia «La civilidad del poeta», inscrita en las IV jornadas dedicadas a Claudio Rodríguez bajo el epígrafe de «El lugar de la utopía».

El experto ahondó en «la condición ciudadana del poeta». Según dijo, parafraseando a Gamoneda, el autor «sale de la ciudad para retornar a ella y contar ha visto a través de la construcción de un poema». Esgrimió que «el don es lo que forma el vínculo social» para añadir que «"Don de la ebriedad" presenta la capacidad de ver el reverso de lo que hay». Además, desgranó, a través de distintos versos, las referencias que en los poemarios de Claudio existen sobre la ciudad.

Las comunicaciones cobraron protagonismo ayer tanto en la jornada de matinal como vespertina. Alberto Sevillano puso en común las relaciones existentes entre las poéticas del autor de «Conjuros» y de Miguel Hernández. «Tienen en común la concepción de la naturaleza y la idea de la sociedad como una forma de acceder a un mundo más habitable». La cercanía entre ambos autores, desde su punto de vista, «se aprecia en toda la obra de Rodríguez». Además, Estel Julià, poeta y escritora, abogó, entre otros conceptos, por «la proyección de la obra de Claudio Rodríguez en otros lugares». La valenciana analizó textos del zamorano publicados en una revista nacional y en otra internacional para ver «cómo la voz, la luz de Claudio se proyecta sobre el papel como medio».

El zamorano Santiago Fernández Vecilla, reflexionó sobre la dimensión utópica en la obra del zamorano. «La poesía verdadera conlleva una dimensión utópica y un cuestionamiento de la realidad, que en el caso de Claudio está presente en toda su producción». Vecilla ejemplificó que en el poemario «"El don de la Ebriedad" acerca a un mundo lleno de plenitud y armonía que quiere compartir con la gente».

Por su parte, Alberto Carpio, filósofo que investiga la poética de Claudio, profundizó en la ética y la búsqueda de la salvación presentes en el poema «Ciudad de Meseta» publicado en «Alianza y Condena», mientras que la carga lingüística pictórica presente en el poema «Hilando», que habla del cuadro de «Las hilanderas» de Velázquez, vertebró la intervención de Andrés Catalán.

Con la lectura de poemas de Isabel Pérez Montalbán ayer concluyeron las actividades. En su intervención la poetisa andaluza efectuó un repaso por sus obras, con especial interés en «Cadáver lleno de mundo», la segunda parte de una autobiografía. «El escritor tiene que realizar un esfuerzo para transcender del yo para hablar del entorno social a través de una mirada crítica», sostuvo.