El Trastorno Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es el más frecuente de la infancia y el problema que más demanda tiene para el equipo de orientación educativa de Zamora, que detecta casos que afectan en torno al 8% de los niños en edad escolar. Además de otros trastornos relacionados con el TDAH, como depresión o ansiedad, el fracaso escolar se da conjuntamente con él en la mitad de los niños que sufren este problema, «en torno al 50% de los alumnos diagnosticados tiene problemas con los estudios, porque no son capaces de atender ni de concentrarse en lo que le dicen», explican Jesús Unzueta y María José Pérez, psicopedagogos del equipo zamorano.

Un niño con TDAH no es un niño problemático, si no que tiene un problema. Esta es la máxima de estos profesionales que trabajan a diario para que los alumnos afectados por este trastorno no sean considerados niños malos o mal educados, «no tienen mala intención, sino que están imposibilitados. Se trata de un trastorno neurobiopsicológico y genético, se nace con él y no tiene cura, pero con un sistema organizado, normas muy concretas, rutinas muy claras, un ambiente reflexivo, sin dar sermones, hablándole bajo... mejoran mucho», asegura María José Pérez.

El problema viene del lóbulo frontal del cerebro, que es el que permite planear metas y organizarse, «las personas con TDAH lo tienen menos desarrollado, por lo que eso les cuesta mucho, y además tienen un retraso madurativo de dos a tres años, que van recuperando a medida que se van desarrollando», afirma el psicopedagogo Jesús Unzueta.

Los tutores de los pequeños son los que detectan el problema en las aulas, y se fijan en los tres rasgos que definen el carácter de estos niños: constante actividad motriz, déficit de atención e impulsividad. «Estos niños se mueven continuamente, no dejan de hablar, interrumpen las actividades, se golpean con mucha frecuencia, no esperan a que le preguntes y ya están respondiendo, no reflexionan sobre las consecuencias de sus conductas, le echan la culpa a los demás, no tienen concepción del peligro, se le olvidan las cosas, pierde prendas?», enumeran los especialistas, que una vez que sospechan que los alumnos pueden sufrir TDAH lo remiten a psiquiatría infantil, que son los que hacen el diagnóstico.

El TDAH se tiene que dar antes de los siete años y en más de un ambiente, es decir, en la escuela y en la familia, y les favorece mucho que el entorno reconozca sus conductas acertadas, «son niños que solo reciben réplicas y riñas y responden muy bien a los refuerzos positivos, tienen la autoestima muy baja y llegan a interiorizar que son malos porque continuamente los recrimina todo el mundo». La solución no es el castigo, porque no toman conciencia de sus conductas, «sino premiar sus esfuerzos», señalan los expertos zamoranos.