El gran cheque de 20.800 euros que el presidente de la Diputación, Fernando Martínez Maíllo, sostiene en la imagen es la cantidad que la institución repartió ayer entre 46 familias que han accedido a las subvenciones por natalidad, de entre 300 y 1.000 euros según las circunstancias particulares de cada hogar. Son parte de los 94 pequeños de la provincia que han traído un talón bajo el brazo gracias a la partida total habilitada, que asciende a 180.000 euros para el presente ejercicio.

Tal y como explicó el titular de la institución, «queríamos establecer un tipo de ayuda complementaria a las que concede el Estado o la Junta de Castilla y León y, sobre todo, dirigida a municipios de menos de mil habitantes». Martínez Maíllo justificó que la situación más difícil, sobre todo para la natalidad, se da en este tipo de poblaciones, ya que las de más de mil vecinos «tienen otros problemas distintos».

Dos fueron las localidades que se llevaron una mayor parte de los cheques: Monfarracinos y Roales. Esto es, municipios situados en el alfoz de la capital y donde la natalidad está despertando fruto de las familias jóvenes que están dinamizando estas zonas. Comarcas como los Valles, Carballeda, Pan, Sayago o Tierra del Vino acudieron igualmente a recoger los talones. La mayoría, casi un 30%, son de 300 euros, aunque el resto han accedido en esta ocasión a subvenciones de entre 400 y 700 euros. Las circunstancias económicas familiares y el número de hijos determinan la cuantía final.

De entre todas las familias, dos de ellas expresaron su gratitud. Pilar García, una madre de Argujillo, apuntó que este tipo de subvenciones vienen bien cuando «nos dedicamos a la ganadería de porcino, que todo el mundo sabe cómo está». Por su parte, Beatriz Centeno, vecina de Guarrate con su bebé en brazos, aseguraba que «hemos tenido suerte porque nos han concedido varias ayudas» y afirmaba que estas subvenciones «solucionan los primeros meses, porque luego hay que seguir criándolos», una tarea que conlleva esfuerzo y dinero.