El zamorano Jesús Ferrero acaba de publicar la novela «Baladas de las noches bravas», una historia de amores tormentosos, lealtades, traiciones y locuras.

-Los vientos de la Sierra de la Culebra, referencias el poeta León Felipe y al filósofo Agustín García Calvo jalonan su nueva obra...

-El escenario original está inspirado en la zona de las lagunas de Villafáfila. Concebí un territorio que tenía que dar indicaciones que era de la provincia Zamora por algunas referencias que daba a medio camino entre Las Salinas y el Lago de Sanabria. Soy pragmático en la elección de los escenarios, lo que me ha impresionado estéticamente es lo que utilizo. A mí las Lagunas me han impactado igual que el Lago de Sanabria.

-¿Por qué eligió Las Salinas como punto de origen de uno de los personajes?

-Ese primer territorio de las Lagunas quería acercarlo al paisaje chino. Guarda relación con el paisaje chino y no sólo porque es un paisaje lacustre muy parecido al que he visto en China, sino porque los palomares parecen pagodas por lo que era ideal pasar de China a ahí sin interrupciones, como sucede en la novela. También quería dar la idea de la Castilla húmeda porque detesto profundamente la concepción de Castilla que se inventó el 98 como una tierra muerta y desolada. ¿Acaso Las Salina no es Castilla? ¿Acaso Sanabria no es Castilla? ¿La Sierra de la Culebra no es Castilla? Siempre se insiste en los eriales, el desierto, la vejez y la ruina...

-El personaje de Ciro, uno de los protagonistas, tiene mucho en común con su vida personal. Nace un pueblo, de niño emigra al País Vasco y posteriormente a Navarra para pasar luego a estudiar en París. Incluso Ciro trabaja en el mismo hotel donde lo hizo usted.

-Sí, es una historia paralela inspirada en ciertos aspectos de mi vida, en tanto que no son mis memorias. Es un personaje voluntariamente construido con cierta independencia de mí. Tengo claro que Ciro no soy yo, aunque le haya dado mucho yo, algo que también he hecho con otros personajes. Todos son mezclas de tres o cuatro personas más elementos imaginarios añadidos. En el ejercicio de la novela van vinculados la inspiración y la realidad y también lo que añade o quita tu imaginación.

-Aborda el amor, el desamor, el odio? un abanico de temas universales, ¿por qué?

-Es una historia de amor con todo lo que incluye. Describo todas las fases por las que se puede pasar por una relación larga, y más en este caso en el que los protagonistas se conocen desde la infancia. Al mismo tiempo Ciro sirve de hilo conductor de las vicisitudes de mi generación. No me gusta calificarla de novela de generación, pero sí de aprendizaje donde en realidad los protagonistas son dos que lo focalizan todo, aunque la califico de novela coral ya que hay varios personajes que están circulando desde el principio.

-Beatriz, la fémina con más peso en la novela, ¿puede ser un compendio de todas sus novias?

-Creo que es hija, cómo mínimo, de tres personas diferentes más otros elementos añadidos por mi cuenta.

-¿Por qué plantea las vivencias de una generación ahora?

-Porque es el momento en que ha surgido no ha sido una necesidad, sino otros elementos. Como proyecto literario existía desde hace años, pero no daba el tono adecuado y la forma correcta de aproximarme. Es muy difícil doblegar el material de la memoria y convertirlo en verdadera sustancia literaria sin equivocarte o excederte. Hay que perder el rencor al pasado y ver lo vivido con cierta distancia y con amplitud. El material de la propia vida siempre tardas en asimilarlo. En la mayoría de las personas hay vivencias de la infancia que nunca llegan a asimilar y más en nuestra tierra donde los padres han sido muy feroces hasta época muy tardía. Hay que atreverse a aceptar el dolor de las historias personales, porque tienen su ración de dolor. Cuando hago una novela basada en hechos reales o muy vinculados a mi vida, necesito 20 años de distancia. Creo que esto tiene más relación con la capacidad humana que precisa de distancia temporal y objetividad que permite que todo transite con naturalidad en una novela. Si hubiera escrito este texto cuando tenía 33 años y no ahora, hubiera podido escoger mal el material, empeñarme en narrar hechos que no fueron determinantes y perder el tiempo en cosas secundarias? eso me pasó en cinco o seis versiones de acercamiento a esta historia que se han quedado en el camino.

-En «Baladas de las noches bravas» hay un personaje, un jesuita, que se permite muchas licencias.

-Es un personaje relativamente idealizado. Las licencias que se permite el jesuita eran normales y no se juzgan. No hago ninguna crítica a la Iglesia. Dibujo este personaje y sólo le reprocho las libertades que censura en otro personaje. La misión entonces de los sacerdotes era arreglar las cosas como fuera y a costa de lo que fuera. Recuerdo que el cura de mi pueblo era notorio que se acostaba con el ama de llaves y una señora que hacía la limpieza pregonaba si esta noche sí o esta noche no. En el siglo XXI la Iglesia se verá obligada a modificar ciertos comportamientos porque le van a llover críticas, sobre todo, del mundo femenino. Desde mi punto de vista es insostenible el patriarcado de la Iglesia a medio plazo.

-Los jóvenes de la novela están ávidos de conocimientos, no se pierden conferencias de eruditos que daban clases en distintos centros universitarios, tienen sed de aprender. ¿Estima que ahora lo mismo?

-Mi contacto con los universitarios actuales se reduce a cuando doy conferencias en la universidad y entonces veo a gente muy preparada. Son infames los que dicen que no están preparados. Para que tengan ganas de aprender deben existir grandes maestros que sepan seducir a la juventud y eso falta bastante. Se les hecha la culpa a los jóvenes y se ignora la responsabilidad de aquéllos que deberían estar al servicio de la juventud para ayudarla a pensar y para enardecerla intelectualmente, en el mejor de los sentidos. Los profesores que yo conocí representan una última escuela que supo seducir a los jóvenes. También en la novela hablo del deterioro de formas de saber que habían funcionado bien hasta entonces y que comenzaron a desaparecer, del deterioro del juicio intelectual y de una falta de confianza en los poderes y valores de la cultura. A este desmoronamiento llevamos asistiendo ya más de 20 años, quizá sea necesario, y dará lugar a otro mundo, no sé si mejor o peor.

-¿Qué resta del ambiente bohemio que conoció en París y que describe?

-No soy nostálgico. Con respecto al París que yo conocí nada tiene que ver con el actual, ya que Francia está muy decaída intelectualmente.

-Habla de crisis cultural, en la juventud por falta de expectativas, crisis económica? ¿Este sumar situaciones dará fuerzas para salir del pozo como ha sucedido en otros momentos de la historia?

-No lo sé, porque en los años 60 y 70 era fácil predecir las cosas, parecía que entonces a diez años luz todo era transparente. Sin embargo, ahora eso no sucede. Al estado de marasmo se ha unido la situación de miedo e incertidumbre que está en presente en todo el mundo occidental. Un cambio político, en España o en otros países no va a resolver estos problemas generales que van a durar un tiempo. A esto se le añade Internet, la desarticulación de la industria de la música, la crisis de la prensa, el cine y las editoriales.

-Esta última novela la ha publicado en papel, ¿ha barajado sacarla en formado digital?

-De momento no, porque las editoriales todavía lo están probando. Si en España tuviera la fuerza que en Estados Unidos, algunas editoriales harían la prueba de sacarlo a la vez, pero aquí hay más miedo porque todo es más inseguro y somos el país donde más se piratea.

-Frente a la desaparición, la irrupción. En el mundo actual nos valemos de mil artilugios, ¿cuál sería el que más le ha cambiado la vida?

-El ordenador, sin duda. Muchas personas dirían que el teléfono móvil pero yo le tengo fobia y sólo lo empleo en el extranjero porque es imposible encontrar una cabina. Los nuevos juguetes nos hacen ser dependientes.

-En el año 1998 la Unesco eligió su obra «Ulaluna» como mejor novela en español por su calidad literaria. ¿Qué estado de salud tiene el castellano?

-Detesto a los puritanos del lenguaje. Detesto a toda esa gente que dice que no había que escribir de tal manera y que empleamos demasiados barbarismos. Desde mi punto de vista, el español cada vez es más rico, aunque cuenta con vicios, como sucede en todas las épocas. Soy más partidario de no regular en exceso la lengua, como hacen los ingleses, que ni tan siquiera tienen clara una legislación para su ortografía. El español está en uno de sus mejores momentos. Nunca había estado tan unificado entre las dos riberas.

- ¿Tendrá «Balada de las noches bravas» segunda parte?

-Podría ser una trilogía generacional: La primera entrega, «Ángeles del abismo» y ésta sería la segunda, pero la tercera tendría tener otro narrador, quizá en primera persona.

Zamora, 1952

Pasó su infancia y adolescencia en el País Vasco y a los 18 años se trasladó a París, donde cursó estudios universitarios en Vincennes y en la Escuela de Altos Estudios. Asiste a los seminarios y conferencias de Nicole Loraux, Michel Foucault, Gilles Deleuze o Claude Lévi-Strauss, Ha publicado, entre otras novelas, «Bélver Yin» Premio Ciudad de Barcelona 1982, «Opium» «El efecto Doppler», galardonado con el Premio Internacional de Novela Plaza y Janés 1990, «Alis el Salvaje», «El último banquete», que logró el Premio Azorín 1997, «Ulaluna, elegida por la Unesco como la novela juvenil en español de más calidad literaria de 1998, «Amador o la narración de un hombre afortunado», «El diablo en los ojos y Juanelo o el hombre nuevo». «Las Trece Rosas», Premio Fundación José Manuel Lara, finalista 2004. «Ángeles del abismo» o «Las experiencias del deseo. Eros y misos».