Las operaciones de incontinencia o prolapso del suelo pélvico tienen como principal objetivo mejorar la vida de la paciente, por lo que es importante, explica la doctora Conde, intentar que la función sexual de la mujer no se sienta comprometida tras pasar por el quirófano.

Existen tablas para medir el índice de función sexual, pero tienen un problema: están hechas en otros países, como Estados Unidos. Lo que ocurría, explica Conde, es que aplicando los criterios americanos el resultado es que la mayoría de las mujeres españolas sufriría disfunción sexual. «Nosotros tenemos un bagaje de educación, religión y cultura que no tiene nada que ver. Y aunque seamos muy modernos, somos como somos».

Para conocer la realidad de Castilla y León, las investigadoras enviaron 4.500 cartas en todas las provincias de la región, 346 de ellas en la provincia de Zamora en la que de forma anónima las mujeres, elegidas también según rangos de edad, debían contestar un cuestionario, -traducido y validado internacionalmente- el de con 19 preguntas que tratan de conocer seis aspectos: deseo, excitación, lubricación, orgasmo, satisfacción y dolor. Contestaron un tercio, 1.527, una muestra que se considera significativa para obtener resultados fiables, 136 de ellas de Zamora.

La inexistencia de diferencias sustanciales entre las distintas provincias permiten extrapolar los resultados regionales a un territorio concreto, como es Zamora. «Hemos cuidado mucho que fuera homogénea por rangos de edad, porque la función sexual femenina depende mucho de ese factor: «No es lo mismo una mujer de 70 años que una de veinte». Hay el mismo número entre los 20 y 30 años, entre 30 y 40, 40 y 50, 50 y 60, mayores de 60 y mayores de 70. El índice de función sexual femenina inicialmente lo hizo Rosen un americano, y tiene una escala que mide de cero a cinco con distintas preguntas. Cada rango puede valer entre cero y seis puntos y el global, como son seis, es entre dos y 36 puntos».

Nosotros, explica la uróloga «no preguntamos si tiene relaciones con el propio o con otro, eso no nos importa. Sí si tiene unas relaciones sexuales satisfactorias». La edad media de las mujeres que respondieron a la encuesta eran los 44,81 años. El 98% eran de raza blanca, el 98% heterosexuales y el 85,2% sexualmente activas. La cifra de relaciones sexuales más habitual entre las mujeres de Castilla y León es de seis, aunque hay de todo: desde un 14,8% de las féminas que no mantienen relaciones sexuales hasta casos de 32 en un solo mes. El 38,2% de las féminas que respondieron el cuestionario son universitarias, la media de hijos es dos y el 86%, la mayoría, no estaban operadas previamente de vagina.

Para Rosen el punto de corte de su test es 26,55 o menor de 3,6 en alguno de los seis dominios. Quien está por debajo tiene disfunción sexual femenina. «Si tu miras los resultados nuestros tendría todo el mundo disfunción sexual». Lo que hicieron las investigadoras es evaluar percentiles, es decir, «calcular dónde está el listón que tienes que poner para que el 75% de los casos los demos por buenos y el 25 por patológicos». Entonces, la puntuación para considerar normal la función sexual de una mujer bajó, hasta los 21,7. «Si sacas por encima eres normal y si sacas por debajo tendrían algún problema». Este mismo proceso se ha llevado a cabo por tramos de edad. Incluso, conocidos estos datos, se ha desarrollado una tabla de predicción, con el fin de poder conocer, dada la edad de la paciente, su nivel de estudios, y el número de hijos, la función sexual que aproximadamente le corresponde, cuando no se tienen datos de un test previo.

« ¿Por qué es importante compararlo con la normalidad?. Porque una mujer que se le sale la matriz, la vejiga, seguramente tenga una función sexual deteriorada. Normalmente los test de calidad de vida se miden antes y después de la operación, y lo que se pretende conseguir es dejarla como estaba antes. Pero es que nosotros no queremos dejarla como estaba antes, es como si te dejan igual de cojo que vienes, tu lo que tienes que hacer es compararlo con la normalidad».

Ser universitaria, menor de 50 años y con menos de tres hijos juega a favor de la sexualidad. Con respecto a las intervenciones de incontinencia o suelo pélvico, en general no suponen un gran deterioro de la función sexual, sobre todo por encima de los 50 años.